lunes, 22 de febrero de 2010

Mañana tiraré todo.


Mañana correré, y no sabrás nada.

¿Dónde ha quedado todo?

Ya no puedo abarcarte con mis ideas.

He dejado de creer en las religiones, en la patria, en la libertad, en todas las cosas que no me has enseñado. En la mayoría de la existencia que no ha sido abarcada por tus profetizantes labios.

¿Qué importa?

Estoy listo, me arrojaré sin mirar. Tan inmensa es mi disposición por llegar hacia ti que llegaría sin mapa alguno. Tus intensas vibraciones me guían en un camino desconocido que no sabe de principios y finales. Solo creo en las infinitas emociones de los locos, de los perdidos en el seno de una inocente ambición, la ambición de ser feliz.

Me enredaré en los posibles sucesos que llevan a un determinado acto, si te encuentro en cada uno de esos caminos por medio de mi conciencia, te aseguro, seré muy feliz.