sábado, 14 de noviembre de 2009

Táctica y estrategia.

Estaba pensando en mi cuate, pensando en la guerra, en lo que se pierde, pero sobre todo en lo que se gana. ¿Hasta qué punto puedes dejar que te pisen? ¿Hasta que punto sabes cuándo hay que dejarlo todo?. El camino es largo, siempre y cuando, solo tú sepas trazar los límites. No es fácil, nadie dijo que lo era.

Táctica y estrategia.

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.


M. Benedetti.

lunes, 9 de noviembre de 2009

El fumador que nunca fuma.

La mano sobre la mesa, cogiendo la cajetilla de cigarros Raleigh para sacar uno y llevármelo a la boca. Que irónico. ¡Repugnante! Leyes Fascistas. Todos estos pobres tipos no pueden fumar, se mueren de ganas por hacerlo. Yo solo los miro con el cigarro en la boca, sin encenderlo. Todos tienen que salir a la calle para aspirar humo de mierda de un tabaco corporativo asqueroso. Las leyes fascistas me protegen y eso me da gusto. El aire está libre de humo de cigarro, pero atascado de tóxicos y dañinos gases, que bien.

Yo no sé por qué me mira de esa forma ese lisiado sexual. No tengo la culpa de que su acompañante sea tan bella y el sea un verdadero imbécil. Me importa una polla. Es un marica ponchado lleno de esteroides. Me vale que ella ya se haya dado cuenta que la miro, de hecho, ella también lo hace. El tipo no deja de mirar sus brazos de gimnasio aumentados con hormonas. ¡Está acabado! No veo que ella sonría, se ve que está aburrida. Se ve que él es un idiota. Me distraigo. Me volteo hacia Henry Miller. Me cago de la risa al saber de sus vulgaridades.

-Voy a alisarte todos los pliegues del coño, Tania-.

Puede ser tan divertido. Olvídate de las cursilerías por hoy. De la comida grasienta y deliciosa. De la cerveza fria. De las chicas angelicales. Eso hoy no vale. El día de hoy, cualquier cosa vale más que eso. Sentirte invulnerable ante todas esas cosas. Pienso en las canciones que he hecho, en los horribles dibujos irrepetibles, en las sonrisas de mis amigos, en los miedos que nos rodean, en todos los llantos de las guitarras que se oyen en el aire, resonando por un día auténtico en el que no dependamos de lo habitual.

Estoy solo. Quiero salir, tomar el teléfono. Reírme un poco con alguien de la cara que probablemente puso la desventurada Tania cuando el sucio de Miller la penetró y le quitó las arrugas del coño. Debería haber un tratamiento así para quitarle las arrugas a las ñoras. Seguro eso es lo que les hace falta. En lugar de gastar miles de pesos en inútiles cremas que no te quitan nada. Lo mejor, es acercarse a un hombre de verdad y dejarse acariciar por sus grandes manos.

El tipo de enfrente no es un hombre de verdad. Marica. Inseguro. Lo único que hice, fue mirar a su chica unos instantes, ahora no deja de mirarme feo a mi y a ella. Él no deja de hablarle, la quiere ahorcar con la mirada, la reprime con sus palabras. Ella tiene la culpa. ¿Por qué eligió andar con semejante imbécil? Está acabada. Dime con quién andas y te diré quién eres. Ella puede decidir votarlo a la goma, y no lo hace, seguro no lo hará.

¡Bah! Miller es mucho más interesante que cualquier forro de mujer en este momento. Me habla de sus aventuras en Paris, del hambre, de sus amigos de la India con sus costumbres poco conocidas en el mundo de occidente. Un relato en particular me pareció divertidísimo. Estando en París, llevó a un amigo suyo a una casa de “Señoritas de la vida galante” ¡Un lupanar pues! Estando en el lugar aquel, cada quien eligió a una chica, se dirigieron a sus respectivas habitaciones, las cuales eran contiguas. Ja. Después de divertirse con las chicas, alguien llamaba a la puerta de la habitación de Miller. Era su amigo Hindú. Preguntaba por el retrete. Miller no creyó que fuera algo grave, así que lo instó a que orinará en el bidet. Al poco tiempo, se oyó el grito de una de las chicas y la risa de su amigo. Las ofensas de ella: ¡Cerdo asqueroso! No dejaban de escucharse en la casa. La dueña subió, entró en la habitación y comenzó a gritar también. Miller preocupado salió a ver que ocurría en la habitación de a lado. Entró al baño y…¡Por dios! Miró el bidet lleno de chorizos flotantes en el agua.

Severa shite. Pobre güey.

El mundo de occidente puede llegar a ser atemorizante y extraño para un ajeno. El mundo de occidente y sus libertades, el paraíso de las decisiones. Aquí puedes decidir todo lo que quieres. Si. Decidir estar con un imbécil que te maltrata, decidir votar por un presidente inepto que solo ve por los intereses de la clase de poder, decidir creer en los asquerosos medios de información, decidir no decidir y mandar a todos a la shit. El maravilloso mundo de occidente con sus civilizadas leyes antitabaco. Pobres jodidos de Gaza, seguro ellos no tienen leyes tan civilizadas como las nuestras, seguro ellos no pueden decidir nada, todo se les es impuesto por medio de su TV satelital, llena de agresivos canales que solo fomentan la competitividad y aniquilan el intelecto. ¡Basura! Que acaben con ellos.

Decido largarme de este lugar. Es hora de dejar a Miller y a la pareja infeliz de la mesa de enfrente. Dejo la cajetilla de cigarros en la mesa. Que los tome alguien que los necesite de verdad.

lunes, 2 de noviembre de 2009

¡Vampira, Impúdica, Teibolera!

Entré al “Under” alrededor de las 12:30 am. Esperé a Lucio y al Ruso casi una hora. Un desfile de vampiros y punketos vi pasar frente a mi, mientras estaba ansioso por llevarme unas gomas de mascar a la boca, ¡Maldita ansiedad! Una busqueda inútil para saciar mis ansias de goma de mascar, no me quiero acercar a nadie, y no hay una sola tienda en los alrededores. ¡Me cago y me recago! ¿Cómo fue que olvide mis chicles en casa? Assshhh. Seguramente fueron las prisas. Para qué me llaman y me dicen que me apure ese par de monigotes, si van a llegar tarde a la cita.
Me hubiera dado tiempo de asearme, de rasurarme, de aplicarme mi crema exfoliante en el rostro, de depilarme la entreceja, de peinarme adecuadamente. Así, con este aspecto ¿Quién me va a mirar? Si, soy vanidoso, ¿Quién diablos no lo es? Está bien. No creo tener ganas de conocer a una vil y deprimida vampira, no se si quiero recetarme el discurso anárquico de una inadaptada punketa. ¡Argghhh!
Debería estar en mi casa tratando de olvidarla. Desde que ella se fue, una luz en mi interior se ha consumado, hasta las ganas de comer se han esfumado. 4 años de mi vida se largaron detrás de ella, justo cuando cerró la puerta después de que me gritó: -¡Eres lo peor que me ha pasado en la vida!-. Yo nunca podría decirle eso. ¡Jamás! A mi lo peor que me ha pasado en la vida, me ocurrió en la pubertad, cuando el rostro se me cubrió todo de granos, y mis más fieles seguidoras de secundaria me dieron la espalda, ¡Pérfidas!
Como sea, no la he podido olvidar. Yo pensé que se le pasaría pronto el enojo. Ya ha pasado un mes y no ha vuelto a casa.
Por fin, después de mucho, llegaron el Ruso y Lucio. Infames. Eran las 12:30 am y apenas ibamos a entrar. Supuestamente ese lugar estaba muy “nice”. Yo solo quería ver si eso era verdad, después de toda la bola de gente fea que vi pasar, lo dudé a madres. Pero bueno. Me saludaron, se disculparon, ya saben, miles de pretextos. Nos acercamos a la puerta y un par de pulgas punk, nos cobraron y nos dieron nuestros boletos, ¡Qué mamada! Nos empezaron a manosear los salvajes estos, ¿Qué pretendían? Encontrarme una pistola, una sierra eléctrica, una “Satori Hanzo”. ¡Pendejos! Me agarraron las nalgas y me toquetearon las ingles y no me encontraron nada. Pues no, solo vengo disque a divertirme, no vengo a hacer rituales satánicos como los que, seguramente, están acostumbrados a hacer estos vampiros.
Un pequeño pasillo escalonado nos llevó a la parte interior del edificio, una casona vieja bañada en una luz roja, comencé a mirar el lugar, y solo observé a puros vampiros como de aspecto nórdico, unos punketos de la periferia de la ciudad, y los únicos raros ahí, éramos nosotros. Al principio, comencé a sentirme incómodo, pero Lucio llegó con un par de cervezas y me ofreció una. ¡Que alivio! Comencé a sentirme un poco más relajado, y me percaté de que en realidad nadie nos miraba raro, los presentes no habían caído en la cuenta de que estábamos en el lugar. La música era muy buena, comenzaron a sonar “The smiths” y “The Clash”, un poco de “Siouxsie and the Banshees” y “Joy division”. Inevitablemente, empecé a recordarla. Cuando estábamos en casa, ella solía escuchar esa música, y yo siempre la fastidiaba. Creía odiar esa música, pero hoy me doy cuenta de que en realidad me encantaba, aunque talvez, se debía a que en realidad la extrañaba demasiado.
Mi mente vagaba por ese lugar y mi mirada se perdía en un poster de “Klaus Nomi” que se encontraba en las escaleras, para después posarse sobre una vampira preciosa que me recordaba a la cantante de Ladytron. Traía puestas unas botas negras de cuero que le llegaban hasta las rodillas, una falda cortísima que apenas le cubría las nalgas y una pequeña blusa de licra roída que mostraba un top negro debajo. ¡Pero qué vampira tan sensual! Era una escultura. Tenía unas hermosas facciones, remarcadas por maquillaje obscuro y cabello teñido de negro que contrastaba con la palidez de su piel. No dejaba de escurrirme la saliva al mirar a esa mujer andando por ahí. “The killing moon” y ella se subió a la barra a bailar, justo encima de mi carota, entre el poster de Klaus Nomi y yo. Mientras Klaus Nomi le miraba la espalda y las nalgas, yo no dejaba de mirarle el rostro y los delicados movimientos que su cuerpo orquestaba. Yo bebía de mi cerveza y cantaba aquella entrañable canción de Echo & the bunnymen. No dejaba de deleitar mi sentido de la vista, me volvía loco esa mujer que llevaba rapado el lado derecho de la cabeza y que movía la cintura mucho mejor que la estúpida – farsante de Shakira. Ella sabía perfectamente que la miraba, y probablemente sabía que estaba a punto de estallar de la inmensa excitación que sentía en ese momento. Repentinamente, su rostro se puso al nivel del mío, parecía que en cualquier momento, sus labios rozarían con los míos, pero solo me miró fijamente y me acarició el rostro con su fría mano.
¡Vampira! ¡Impúdica! ¡Teibolera! ¿Cómo podía controlarme de esa manera? ¿Qué poder tenía sobre mi? Era una mierda total lo que me estaba pasando. Me hechizaba con sus ojos y mi boca estaba hirviendo. Así que mandé todo al carajo y la besé. Así, sin más, la tomé por el cuello y acerque su rostro hacia el mio. Pensé que me iba a abofetear, pero no fue así. Me comenzó a besar delicadamente, para después mordisquearme los labios de una manera brutal que encendía más y más el fuego en mi interior. ¡Pero qué besos! ¡Qué forma tan bella de besar! Me siguió besando y se sentó en la barra, y sus piernas en seguida envolvieron mi cuerpo. Me apartó. Me miro profundamente, se bajo de la barra, tomó mi mano y me subió por las escaleras.
La seguía hipnotizado y de pronto, entre las penumbras de una habitación, se nos apareció un sofa. Ella me arrojó, para después lanzarse como una depredadora sobre mi. Me besó y acarició su sexo contra mi cuerpo por largo rato. Mis manos recorrieron cada rincón de su tersa piel. Era como estar en el cielo. Sus manos tocaban mi sucio rostro, el cual, seguramente la raspaba como lija por no haberme rasurado antes de llegar ahí. Pero al parecer, a ella, eso no le desagradaba en lo más mínimo. Posaba sus manos sobre mis mejillas y me mordía con gran fuerza el labio inferior. En un estallido de ira y ternura, la sangre brotaba y fluía por nuestras bocas. Esa pequeña punzada de dolor, me produjo una demoledora excitación cercana al climax.
Sin más, ella se levantó. La miré sentado en el sillón, ella de pie, contra la luz, era una silueta siniestra, no pude mirar sus ojos, solo vi una sombra. Se alejó entre las tinieblas, entre las luces rojas, bebió un poco de mi sangre, me agitó el corazón, me hizo olvidar por un instante lo triste de mi existir, pero aun así, se largo. Cuando bajé las escaleras, no la encontré por ningún lugar, solo vi a Klaus Nomi y a un dj con pinta de Robert Smith, repasé el rostro de un montón de punketos y vampiros, pero a ella, no la encontré. Después busqué al Ruso y Lucio, pero también se habían largado. Yo ya no traía dinero, pero poco me importó. Solo quería encontrar a aquella vampira, que en esa misma noche, se había bebido la sangre caliente de un frío corazón.
Resignado, salí muy triste de aquella casona, caminé solitario por Monterrey, llegué a circuito interior y apenas me percaté que por primera vez en el último mes, había logrado sacarme de la cabeza a la mujer con la que me había relacionado los últimos 4 años y que hacía poco, me había abandonado.
No sé cómo explicarlo, pero aquella vampira, me había cautivado, y ni siquiera supe su nombre.
Eso fue hace una semana, pero esta misma noche, Klaus Nomi y yo, estamos esperando a que esa hermosa vampira cruce de nuevo por este pasillo, y que vuelva a cautivarnos sobre esta misma barra, iluminada por las luces rojas del “under”.



lunes, 26 de octubre de 2009

Alicia abandonó a Luis.


Fue una mañana cualquiera de un día ordinario. Para Alicia las flores comenzaron a oler y los colores parecían más vivos. El aire que respiraba se sentía diferente, poluto, un aire que sus sentidos nunca habían experimentado. Esta sensación se presentó una y otra vez en los días consecutivos, todos sus sentidos renacieron y el mundo como Alicia lo conocía, quedo envuelto en el material más inflamable antes visto, y así, ardió con las cegadoras llamas del sol, y las cenizas fueron tomadas por el viento para perderse en la inmensidad del nuevo mundo que le esperaba a esa mujer. Ese día, Alicia nació.

Luis representaba todos los días ordinarios y opacos. Un solitario nato al cual nunca le agradó la gente. Raro, poco agraciado físicamente, un misántropo brillante, pocas veces comprendido y muchas veces ignorado por la inmensa mayoría a la cual le costaba trabajo entenderlo. Un pintor ensimismado en su obra donde a menudo buscaba las respuestas que la vida le negaba. Probablemente, en la mente de este pintor misántropo, se resguardaba el pensamiento más bello y cercano a la realidad que persona alguna hubiese creado. Un anhelo de todo lo que la vida le ocultaba.

Una noche, Luis comprendió que Alicia era todo lo que él tenía, no había más. No le importaba el dinero, ni la política, ni su familia. A Luis las cosas terrenales no le generaban inquietud alguna. No pertenecía a este lugar y la insatisfacción se acrecentaba cada vez más en su solitario corazón. Alicia cada vez se convertía en algo más lejano, algo intocable, una idea solamente. Luis se resistía a aceptarlo. No le quedaba más opción. Se puso de pie y abrió el cajón del viejo mueble apolillado del rincón de su habitación. Ahí esculcó por largo rato, hasta que encontró lo que buscaba. El momento que Luis sabía perfectamente que ocurriría algún día al fin se le presentaba, no había nada que hacer, solo cerrar los ojos y ya. Sin mirar atrás, Luis era consciente que no había nada que mirar, esa miserable vida tenía que terminar.

Así fue como Alicia abandonó a Luis una mañana cualquiera de un día ordinario. Todavía con la piel ensangrentada y el penetrante olor a pólvora en el ambiente, ella mira las pinturas llenas de increíbles paisajes que Luis imaginaba para ella, y en todas esas pinturas, Alicia se reconoce una y otra vez, en todas aparece su figura coronada por su rostro centelleante. Alicia era ese bello pensamiento que albergaba la mente de Luis. El pensamiento que se hizo realidad, ese era el deseo de ese pobre diablo. En esas asombrosas pinturas, Luis nunca quedó conforme con la idea de su mujer, de su Alicia, la mujer a la que nunca podría abrazar por las noches frías y hacerle el amor en horas vespertinas previas al obscurecimiento de la bóveda celeste. Ahora, Alicia mira a Luis yaciendo en el piso con el gran hoyo en la cabeza por el cual pudo salir al mundo. Solo mira a alguien que cedió a la muerte con tal de que permaneciera en vida su bello pensamiento, la esencia de su cabeza, su bella Alicia.


martes, 25 de agosto de 2009

Everything started to die...


Siempre que lo pienso me resulta increíble. Un fin de semana decisivo en la vida. ¿Debo rasurarme el bigote? ¡No! Horrible es. Si. Incómodo. Se quedan las migajas de la comida. Pica a las chicas cuando las saludo. Me da un aspecto tríplemente puerco. ¿Que representa tener este bigote? Cuando me lo quite, será porque estaré listo para dejar morir todo lo demás. Dejaré que todas esas nubes se vayan con las grandes tormentas. Seré el siguiente paso en esa obscura recamara que alberga lo desconocido.

El dolor nos puede ahogar y cegar. Bloquea los sentidos y en ocasiones nos envuelve en su neblina. Nos amarga y nos hace olvidar lo bello que puede ser el delicado roce con una piel ansiosa de apagar el mismo sentimiento.

2 días tan esperados, 2 tardes de ensueño, la neblina puede irse ahora, este es mi último canto hacia razones perdidas…quiero cruzar hacia algo que debe pertenecerme. La música me resulta tan nostálgica y clarificante a la vez, no más engaños. La calidez del cielo, la fuerza del viento, tú estás aguardando al otro lado y aun no lo sabes. Volarás, te juro que lo harás, finalmente brillarás como el oro en el aire de verano, porque eres el verano más hermoso y centelleante.

Entre tubos de luz, entre gritos inundados de euforia, entre las melodías ensordecedoras y simbólicas para miles, comienzo a llenarme de imágenes remotas que envuelven todos los detalles que te construyen, todos lo hechos que te inventan a diario.

Un mensaje ha llegado, despertándome entre la confusión después del día anterior, del periodo anterior. Soñaba contigo…El mensaje es tuyo…todo está muy claro. Solo esperaba una señal… Tu leve caricia sobre mi trémula piel, un bello y sencillo video mostrando mis más evidentes intenciones, y ahora esto. No te voy a dejar ir. Solo un estúpido puede seguir con lo anterior.

Termino de bañarme, me miro al espejo. El fin de semana terminó, puedo dejar todo atrás, todo puede comenzar a morir y no me dolerá. Puedo quitarme el bigote, puedo cortarme el pelo, mocharme las cejas, puedo arrancarme las uñas, puedo gritar tu nombre en un espasmo desgarrante y escuchar mi voz retumbar una y otra vez en este lugar, aquí y allá…ahora puedo dejar todo atrás. Al final de todo, sé muy bien que tú estarás, con algo que te he entregado, y que sé muy bien que no dejarás ahí tirado, como antes ha pasado.

Por favor cierra la puerta en esta ocasión, que yo ya la he cerrado después de que entraste tú. Que todo ha comenzado a morir, dejando un camino solo para ti. Estamos en esto juntos, porque así tenía que ser. Te tenderé la mano y no te dejaré cuando el sol comience a apagarse cada tarde, porque eres el último suspiro que me quedó cuando todo comenzó a morir.




Un pequeño, humilde, y amañado tributo a Radiohead...
http://rapidshare.com/files/271190589/You_Never_Wash_Up_After_Yourself.mp3.html

domingo, 2 de agosto de 2009

Soccer + Sucker.

Cuando estoy en este lugar, solo puede darme risa, me la paso bien, digo estupideces sin importar la cantidad. Puedo hablar de cosas profundas y pasar de un momento a otro a las bobadas sin darme cuenta.

En la sala hay un torneo de soccer en Xbox, jajajaja. Nestor es un sucker. Audio Bullys en el estereo cantando con su marcado acento británico, vulgar, retador, barriobajero, sucio…hasta me siento como un hooligan guarro del este de Londrés.

–Sandreta, te digo cuando vas en bicicleta, y es que ni siquiera te das cuenta, te digo cuando sales a pasear-.

Después de cantar estúpidamente una y otra vez, me retan públicamente en el torneo de soccer. El sucker me reta, debo ganar. Jugaremos Street fighter en lugar del torneo de sucker, perdón…de soccer. Jejeje.

30 minutos después y nadie me puede ganar en este juego, no sabía que fuera tan bueno para “Street fighter”…jajajajajaja, después de una hora me lograron ganar.

Voy a miarchivo a echar una firma. No logro encontrar la luz. Uuuuffff. ¡Hay una rasuradora eléctrica! Siempre he querido una de esas. Me miro al espejo y noto que no me rasuré hoy. Jijiji…no lo pienso mucho. 5 minutos después, salgo del baño con el rostro liso y suave. Me tomo un vaso de sangrita, un poco de tequila y ya. Nadie nota lo limpio que me veo ahora.

Sandra me cuenta muchas cosas, yo le cuento otras, hablamos del ya multicomentado concierto de Radiohead, de las nuevas pelis que están por estrenarse, de las nuevas canciones de los Flaming lips. Voy a la mesa por un dulce chino. El nuevo disco de “The whitest boy alive” está bien bueno. Pido que le suban al estereo. Si la chica que me quita el sueño fuera canción, definitivamente sería esa. Si, ella sería esa canción: sencilla, alegre, bonita…por alguna razón no te la puedes sacar de la cabeza, suena una y otra vez.

Me como otro dulce, escucho otra vez la canción. Recuerdo aquella maniobra rara de aquel día ya lejano en aquel mítico edificio: mis lentes se me cayeron de la mano, ella movió su mano para intentar rescatarlos, en el movimiento ella tiró su cámara, con la otra mano ella intentó rescatar su cámara, mi otra mano se enredó con la suya, y…¡Chin! la siguiente escena no deja de darme risa hasta estos días. No sé como mi mano terminó encima de ella. Para colmo, una pareja de ancianos nos miró raro después del acto que acababan de ver. Probablemente pensaron que éramos un par de depravados. Solo fue un accidente. Jijiji. Lo juro.

Jajaja. No puedo ocultar mi sonrisa. La frescura de la noche entra por las grandes ventanas. El torneo sigue, la música sigue, mi alegría sigue…

Ella duerme en su casa en estos momentos, no se imagina lo que pienso, no sabe que la recuerdo constantemente, ella no sabe que es como esta canción que suena una y otra vez en el estereo mientras Nestor pierde una y otra vez en el torneo…una canción que suena todo el tiempo en mi cabeza, tal y como lo hace su voz.


http://rapidshare.com/files/263096300/02-the_whitest_boy_alive-intentions.mp3.html

jueves, 25 de junio de 2009

You were my center when I spin away...

Había mucho sol. De pronto todo son nubes. Olor a tierra mojada. Las interminables montañas verdes frenan mi mirada. Ningún ruido hecho por humano alguno me llega hasta aquí, solo el viento me hace recordar donde estoy. Me hace recordar lo lejos que estás.

“El amor que mueve al sol y a los otros astros”.

Esa frase dantesca se me viene a la mente una y otra vez. Me recuesto en el cofre del auto y miro el atardecer. Una sinfonía de ruidos silvestres invade el ambiente. En mi mente, recreo el sonido de tu respiración, el bello ritmo de los latidos de tu corazón que escuchaba cuando me recargaba en tu espalda, recostados ambos, descansando, después de una larga jornada. Eres parte de todo esto, aunque no estés a mi lado. Puedo oír tu ronca voz diciendo mi nombre en las mañanas. Escuchar el ínfimo sonido que hacían mis dedos cuando acariciaba tu espalda mientras esperaba a que te quedaras dormida, el rechinar de tus dientes a mitad de la noche. Puedo invocar todo eso en medio de este lugar, con tan solo cerrar mis ojos.

Donde yo esté, tú estarás. Por lo menos en mi cabeza.

No importa lo que pase ahora.
No tengas miedo.
Porque sé que hoy, ha sido el día más perfecto que haya visto…


Videotape

When I'm at the pearly gates
This will be on my videotape, my videotape
Mephistopheles is just beneath
and he's reaching up to grab me

This is one for the good days
and i have it all here
In red, blue, green
Red, blue, green

You were my center
When i spin away
Out of control on videotape
On videotape
On videotape
On videotape

This is my way of saying goodbye
Because I can't do it face to face
I'm talking to you after it's too late
From my videotape

No matter what happens now
You shouldn't be afraid
Because I know today has been the most perfect day I've ever seen.


viernes, 15 de mayo de 2009

Stories from the city. Stories from the sea.

Stories from the sea.
Tristeza mira el mar. Un inmenso azul profundo que dibuja una línea en el horizonte, al final de todo lo conocido. Ella puede nadar. Pero esa línea del horizonte nunca desaparecerá. Nunca sabrá que hay más allá de esa línea. No le importa descubrir el misterio detrás. Esa línea nunca le dirá más de lo que ella no sepa, nunca significará algo para ella. Siempre será la misma línea burda al final de todo. Él es esa línea.

A ella nunca le interesó él.

La sal en el aire se adhiere a su rostro. Con su bella mano seca sus mejillas, removiendo lo salino del ambiente y de sus lágrimas. El agua espumosa se adhiere a sus pies. La calidez del agua cautiva su piel. La hace pensar en lo bello de sentir. Ella quiere sentir. Ella piensa en todo lo que él hizo por ella. Quiere recordarlo. Una inmensa cortina de plomo se interpone entre ella y sus recuerdos. Lo ha olvidado. Ella recuerda nunca haberle dicho algo alentador. Él y todos sus esfuerzos, él y todos sus poemas, sus historias banales. Él. Un hombre que en teoría era el ideal. No fue suficiente. Los sentimientos no se basan en teorías. Solo son.

Ella busca el amor. Mira el naranja intenso del sol, moribundo, como todos sus sentimientos. A ella no le queda más que suspirar, cada tarde lo hace, mientras observa como se marchan los días detrás de esa inmensa línea que dibuja el mar en el horizonte.

Las penumbras de la noche lo cubren todo, incluido su corazón.

Stories from the city.
Siempre sentado a lado de su ventana. Escribiendo. Mirando como se le escapa la ciudad. Hace tiempo que se le escapó el amor, entre las líneas de sus escritos. Él no hace más que recordar los besos de Tristeza, en los que se perdía a diario entre fantasías descabelladas. Ella. Ella iluminaba sus días. Ella lo miraba de una forma muy triste. Ella sabía que no lo amaba, y que nunca lo iba a hacer. Él nunca dejó de soñar. No podía dejar de ver el cielo en sus ojos después de cada beso que le propinaba.

Era ella...Tristeza.

La que le quitaba el sueño. Le quitaba el aliento. Le quitó sus sueños. Lo dejó sentado en una silla, inventándose historias de todo lo que pudo ser y nunca fue. Ella se marchó. Solo le dejó 25 minutos encerrados en una caja. En esa vieja caja de madera él guarda sus caricias, el éxtasis de sus cálidos besos y el aroma de su cuerpo. Guarda todas las remembranzas de esa hermosa mujer que le inyectó bellas ilusiones a su desgastado cerebro. La caja permanece sellada. Él tiene miedo que se le escape lo último que tiene de ella. Ya se le escapa esta ciudad, como se escapó ella, y como se le escapó el amor.

Y así pasa el tiempo. Callado. Guardando secretos de un triste corazón que quisiera dejar de susurrar y comenzar a gritar.

En sus historias, él nunca podrá explicar el profundo amor que sintió por Tristeza. Las palabras no sirven, carecen de valor. Si así fuera, todo perdería sentido. ¿Qué sería de la música si pudiese describirse con palabras? No existiría, tendría ausencia de sentido. Es por eso que las palabras se ven rebasadas cuando en lo más hondo de su ser, le surge el recuerdo de Tristeza.

La vida no existe en las amarillas páginas de los libros, existe en la embriaguez de los sentidos, de la conciencia. La vida no está emparedada en cuatro muros. La vida, su vida, se encuentra posada en los bellos labios de Tristeza.




domingo, 10 de mayo de 2009

Evadiendo los guisados.

Es muy común que me tenga que recetar sus chafas conversaciones. No tienen sustancia. ¿Qué diablos hago en esta fiesta? Es todo un coñazo. Capullos idiotas. Se acerca el Sucks. Subimos a la azotea. Un perro hermoso pastor inglés se acerca. Juguetea. Pienso llevármelo a mi casa. Después pienso en el dueño y no creo que sea buena idea. Yo no tengo tiempo para cuidar semejante belleza. Mejor que se quede aquí. Los beneficios de la estimulación prostática me vienen a la mente. 

El Sucks me hace reír a madres. ¡Qué tonto es! Charlamos sobre muchas estupideces. La pintura que más me impresiona es la flamenca: la del renacimiento. Jan Van Eyck. A él. Dalí. Miró. 

Mirar desde este edificio la ciudad de México es como verlo todo en una película de Wim Wenders. Si Wenders estuviera aquí, nos envidiaría inmediatamente. Estaría filmándolo todo. El cielo. Los edificios. La quietud de la noche. La nostalgia por todos los momentos perdidos de todos los habitantes que mira esta ciudad, como la gran testigo muda e inamovible que es. Al mismo tiempo que pienso en todo eso, suena en mi cabeza esa maldita canción de “Do make say think”, esa que no dice nada, nunca dicen nada, la música habla por si sola, son geniales. 

Abajo sigue la fiesta. Vemos entrar a un montón de mujeres hermosas desde aquí. Vemos a muchas otras hermosuras salir. No le damos gran importancia. Prefiero seguir escuchando la historia de las chicas que se ha guisado el Sucks en el último mes. ¡Cómo me hace reir este güey! Me cuenta de su “guiso” que le depositó dinero y lo rescató de la hambruna en Acapulco. De su otro “guiso” que le compra ropa. De la chica que se anda guisando en estos momentos, la que vive por donde el periódico “La Jornada”. La otra vez la fue a dejar a su casa y se la guisó. Cuando él salía de casa de su "guiso" en la madrugada, los pendejos vecinos de la susodicha lo ningunearon. No le quitaron nada. 

¿Yo? Ah. 

Yo no me ando guisando a nadie. No tengo "guisos". Se oye cagadísimo ese término. 
-Me resulta increíble que un güey como tú no tenga guisos-. 
-No sé. Soy muy perezoso para eso de los guisos. Jajaja-. 
-¿Te acuerdas de la chica de blusa verde de la fiesta pasada?- 
-Si-. 
-Quería echar el beso contigo-. 
-Aaahh, era una tonta, me daba flojera, falsa, se creía fresa, muy forzada. Fuchi-.
-Pues yo me la guisé, por eso sé que quería echar el beso contigo. Jajaja-. 
-Estaba guapa, pero, mmmmm, de verdad estaba muy forzado con ella. ¡Qué flojera!- 
-Eres muy raro pinche Jam-. 
-Dos dos, me llamo Jean-. 
-Ah va. Siempre había pensado que eras Jam. Jajajaja-. 
-No, se escribe como el Jean de Jean Claude Van Damme-. 
-Aaaaahhh. ¿Asi?-
-Oye, que pinches películones hacía ese güey-. 
-Si no mames-. 
-Mi favorita es la de “León: Peleador sin Ley”-. 
-La mía es la de “Contacto Sangriento II”-. 
-Buenísima-. 
-Simón-.

¡Qué pinches nerdos somos! Pasó la noche, seguimos hablando de estupideces y jugando con ese increíble pastor inglés. Seguí pensando en los beneficios de la estimulación prostática…y en mi cabeza sonaba todavía la canción de “Do Make Say Think”. Pero muy en el fondo, donde nadie sabe nada de mi, en secreto, seguí pensando en el motivo que ahuyenta mi interés por los “guisos”: esa mujer especial.



sábado, 2 de mayo de 2009

No distance left to run



No distance Left to run.

He perdido el sueño. Ya no quiero dar más vueltas en la cama, ni meterme más mierda en la puñetera cabeza. En estos momentos lo único que quiero es despejarme de todo y descansar. Prendo la computadora. No le ganaré a esta mierda. No deja de sonar en mi cabeza esa bella canción. Así que la escucho.

It´s over
You don´t need to tell me
I hope you´re with someone who makes you Feel
safe in your sleep being tonight
I wont kill myself trying to stay in your life
I've got no distance left to run

When you see me
Please turn your back and walk away
I don´t want to see you
Cos I know the dreams that you keep that´s where we meet
When your coming down, think of me here
I got no distance left to run

It´s over, I knew it would end this way
I hope you´re with someone who makes you feel
That this life is a life
one that settles down, stays around
Spend mores time with you
I got no distance left to run

I´m coming home. So cold.


Por lo menos, comienzo a sentir que el sueño se apodera de mi. Me siento mejor.

Hay nada en ellos...

¿Qué tanto buscas en tus bolsillos? Si hay nada en ellos. Esa manía por querer encontrar algo donde hay nada, algo especial. Puede que sean los nervios. Las manos te tiemblan. Sin embargo sigues pensando que en el fondo de ellos puedes llegar a encontrar algo que para ti sea valioso, algo que a tus ojos sea simbólico, bello, algo espontaneo que había estado esperando a ser descubierto, cuando no te lo esperabas, cuando nadie lo esperaba.

No encuentras nada.

Decides muy pronto entonces, retirar las manos del bolsillo. Tomar lo primero que se presente por ahí: un cigarrillo, una goma de mascar, una bebida, lo que venga mejor para ese momento. ¡Qué más da! No te viene mal. Recorres con la mirada las posibilidades. El mundo se te abre, no importa realmente. A veces parece mejor sacar las manos y explorar todo tipo de chances, aunque sean efímeras, que mantenerlas encerradas en la obscuridad en busca de nada.

Entre el bullicio del evento, alguien se acerca mientras te llevas un cigarro a la boca con la mano derecha, en la mano izquierda, llevas un vaso de soda fría. Hoy puede ser tu gran noche. Puede ser el día en que celebres haber tomado esa decisión de librar las manos, de despojarlas de ataduras inútiles.

Solo sonríes. Ahora te muestras con seguridad. ¡Qué bello sentimiento! ¡Qué bueno que sonries!

martes, 21 de abril de 2009

“Our Change into Rain is No Change at All (Talkin’ ’bout Us)”.

El auto sigue su marcha. Una tarde de octubre. La lluvia quedó media hora detrás, ahora impera un abrumador sol que nos obliga a traer las ventanas del auto totalmente abiertas. Tus desnudos pies se asoman por la ventana del copiloto. Tu cara se refleja en el espejo retrovisor. Llevas puestos los anteojos negros de pasta blanca que tomaste “prestados” de la última tienda donde nos detuvimos. Toda una “femme fatale”. Las cervezas se terminaron. Ahora solo queda un refresco caliente sabor lima limón y una botana pinchurrienta de dudosa procedencia. Ya no hay vodka. El dinero se nos acabó, así que tenemos que tomar carreteras libres. Afortunadamente el automóvil que le robaste a tus padres tenía el tanque lleno de gasolina antes de emprender el viaje. No sé por qué acepté subir al auto cuando pasaste por mi en la mañana. Te conocí hace una semana, en la escuela, en la clase de los viernes. A la que siempre llegas puntual.

Ese mismo viernes en la noche, te encontré en una fiesta chafa que hubo sobre periférico. Cruzamos algunas miradas y luego charlamos. Me dijiste que querías bailar. Yo no dije nada, la verdad es que soy un asco para bailar. Pronto alguien se acercó y te sacó a bailar. Yo te miré por un rato y me asombré de lo buena que eres en la pista. Me asombré de la manera en que se asomaba tu cintura. Algún borracho se me acercó y te perdiste entre la gente. Pasaron dos horas y regresaste, muy ebria. Te tenías que ir, así que nos despedimos, nos dimos el típico abrazo que se da todo mundo. Después, tus manos se resbalaron por mi nuca y sin más, me besaste en la boca.

Te fuiste.

El fin de semana pensé en lo que había ocurrido. Un no sé qué recorría todo mi cuerpo cuando reconstruía los hechos en mi cabeza. Tus cálidos labios, tu saliva, tu cintura en mis manos. ¡Qué afortunado! Solo quería que llegara el viernes para verte de nuevo en la clase. Temía que no te acordaras de nada.

Llegué más temprano de lo acostumbrado. Tuve que soportar el frio de la mañana. Pasamos todos al aula. 8:30 am y no habías llegado. Lancé un bostezo. 9:30 am y no se veían señales de ti. Miré alrededor de todo el salón, probablemente habías cambiado de look y no te reconocí. La clase terminó y definitivamente me di cuenta de que no cambiaste de look.

Me di cuenta de que no llegaste a clase.

Salí del salón. Me largué a la cafetería. Pedí un capuccino sencillo. Sin canela. Caminé por el largo pasillo dirigiéndome a mi siguiente clase. Ya no hacía tanto frio. De pronto te cruzaste en mi camino. Me saludaste e inmediatamente me preguntaste qué vimos en la clase. -Debemos ir al museo de arte contemporáneo-. 11:00 am. Te despediste. Ya no entré a mi clase. Todo ese tiempo charlamos sobre algunas tonterías. Mañana iríamos al museo temprano.


En lugar de ir al museo, vamos en este momento por la carretera directo a Guanajuato. Tienes tantas ganas de ver a “Belle & Sebastian”. Yo insisto: -No se van a presentar, cancelaron desde hace un mes-. Tú insistes lo contrario. Qué más da, venimos juntos, mirando el inmenso paisaje a nuestro alrededor. Por mi, podemos llegar a Nuevo México sin problemas. Tu auto viejo tiene tocacintas. Olvidaste tu Ipod. Robaste el auto de tus padres, saliste corriendo de casa. No hay música. Abres la guantera y sacas las viejas cintas que escuchabas antes de dejarlas encerradas y olvidadas por culpa de tu Ipod. Todas tus cintas son de grupos escoceses:”The Vaselines”, “The Jesus and Mary Chain”, “Cocteau Twins”, y obviamente “Belle & Sebastian”. De entre ellas, hay una cinta con letras negras escritas sobre un curita “A sunny day in Glasgow”. La introduces por la ranura. Una hermosa banda de shoegaze comienza a sonar en el tocacintas. Las densas nubes negras cargadas de agua hacen acto de presencia. La lluvia no se hace esperar. Tenemos que aparcar. El auto de tus padres no tiene aire acondicionado para desempañar los cristales. No se ve nada en la carretera, así que nos detenemos en medio de la nada.

Hay un silencio atronador en el auto. Te pones tus jeans. Tienes frio. Yo intento calmar mi respiración. Eres tan sexy. Comienzas a balbucear las canciones. Charlamos un poco. Me gustas mucho. Estamos en medio de la nada. Estoy nervioso. Tú te agarras tu trenza y te quejas del hambre. Te tomo la mano. La quitas. Seguimos charlando. Te vuelvo a tomar la mano. La vuelves a quitar. Ya no seguimos charlando.

No sé qué decir.

-Te gustó el beso que nos dimos en la fiesta-.
-¿Qué fiesta? ¿Qué beso?-.
-La fiesta de la semana pasada-.
-¿Nos besamos? Mmmmm…No recuerdo, estaba muy ebria. ¿En qué momento?
-Cuando nos despedimos, tú te ibas, nos besamos, así, nada más-.
-No, pues, estaba perdida, no me acuerdo de nada-.

Lo que me temía, no se acordaba de nada. Siento como jalan el excusado y yo me voy por él, como una mierda. El silencio se torna más incómodo. Deja de llover. Abrimos las ventanas. Los vidrios se desempañan y seguimos el camino. La cinta sigue sonando. Llega al final. Apagas el tocacintas y te duermes mientras yo sigo manejando con la cabeza echa un torbellino. Te cubro con mi sueter. Te tomo de la mano. Estamos a 2 horas de llegar a Guanajuato. Te despiertas.

-Sobre lo que hablábamos hace rato. Lo siento, no quiero que pienses algo que no es, NO INTENTES CONQUISTARME. Te rapté hoy porque me quedé de ver con mi novio en el Cervantino. No sé manejar en carretera, debí habértelo dicho antes. Perdón…no sabía que había pasado algo en esa fiesta-.

-No te preocupes, aquí venimos, me la estoy pasando bien-.

¡Menuda Mierda! Soy un mentiroso. No la estoy pasando bien. Esto es un infierno, una puñalada baja y asquerosa.

Llegamos a Guanajuato. Caminamos por las abarrotadas calles para llegar a la alhóndiga de Granaditas. Ahí la espera él. Se encuentran al fin. Se abrazan. Me presento. –Mucho gusto Sean-. No me llamo Sean. Pendejo. Ni siquiera puedes pronunciar bien mi nombre. Me ignoran. Están en su rollo. Decido dar un paseo, lejos de ellos.

Al cabo de un rato me voy al auto. Recojo mi sueter. Dejo una nota donde explico que me largo de regreso al DF. ¿Cómo? No lo sé. Miserable. Me voy a llevar su cinta de “A sunny day in Glasgow”. Es lo mínimo que puede hacer por mi, regalarme su cinta. Abro la guantera para sacar la cinta. Encuentro mil pesos. ¡A huevo! Para mi boleto de camión de regreso al DF. Después de todo, no fui el único mentiroso, ella traía dinero, me morí de hambre durante el día, me agoté manejando como un idiota, me rompieron el corazón. Esta, puedo considerarla como mi paga por todo lo que me hizo pasar, y siento que me he quedado corto.

Ya voy en el camión de regreso a casa. No ha dejado de sonar en mi cabeza “Our Change into Rain is No Change at All (Talkin’ ’bout Us)”. Que bueno que me traje la cinta. Maldita hambre, maldita lluvia, maldita ella.

Con el tiempo supe que "A Sunny day in glasgow" no eran escoceses.

Nunca se presentó “Belle & Sebastian” en el Cervantino.

lunes, 13 de abril de 2009

A pesar de todo

A pesar de todo, los días son bellos. Los niños seguirán jugando. Las estrellas seguirán brillando. Los hoyos negros seguirán creándose por aquellas estrellas que mueren a diario en el espacio, y ni siquiera nos damos cuenta. Como no nos damos cuenta de cuantas cosas se mueren en el interior de una persona para crear nuevas ilusiones, nuevos sueños.

Alguna vez alguien dijo que los mismos químicos que te hacen sentir profundamente enamorado son los mismos químicos que hacen que nazcan nuevas estrellas.

Las estrellas nuevas nacen de los restos de las viejas. El amor que siento por ti se destroza a diario, pero siempre renace de los restos, cada vez más bello y más honesto. En ocasiones las estrellas viejas pueden convertirse en hoyos negros. Donde hubo algo, de pronto hay nada. En otras ocasiones las estrellas chocan con otras, realmente ocurre un desorden en el universo. De los restos de ese choque llegan a surgir nuevos planetas y en algunos de esos planetas llega a existir vida. Tú, la Tierra y la vida en general en esta, se dieron gracias a los químicos que contienen los polvos de estas estrellas (somos hijos de las estrellas).

En ocasiones en la Tierra pasa algo similar a lo que ocurre en el espacio, los corazones chocan y pasan cosas increíbles. En otras ocasiones los corazones mueren y, donde hubo algo, de pronto hay nada.

Mi corazón quiso colisionarse contra el tuyo.

No quiso ser un hoyo negro y convertirse en nada.

Como sea, recuerda que a pesar de todo, los días son bellos. Los niños seguirán jugando. Las estrellas seguirán brillando. Los hoyos negros seguirán……….

domingo, 12 de abril de 2009

You

What can I do?
This feeling rules.
I used to say:
Ok.

It follows me
I cannot sleep
And please,
You stay with me

This night I See
The moon is you.
I can believe.
It´s truth.

And you can trust
I´ll make you feel
This night is great,
Today

I´ll pick you up
This evening
The country side
Is yours

We´ll watch the sky
I´ll start to think
That all I need
Is you.


viernes, 10 de abril de 2009

Cos I Know I am only shit...

A Ricardo y Nestor.


Mi guitarra está destrozada en el suelo,
al igual que mi corazón,
al igual que mis sueños.

Garganta desgarrada exorcizando viejos demonios,
Habitaciones que encierran confesiones y llantos.
Un par de notas,
nada complicado,
mi alma y el corazón en la mano.
No hay luces,
todo está apagado,
solo escucho a unos cuantos desaforados.

Solo te pido que me saques de casa,
que me lleves tan lejos,
ya no aguanto el lamento.

Me niego a dejar esos días atrás,
Esos días de ensueño cuando se valía volar.
Mi vida ha quedado guardada entre esos anaqueles del tiempo y espacio,
Entre traiciones y engaños,
desilusiones y llantos.

Me niego a que se pierdan esos momentos en el tiempo como mis lágrimas se han perdido en la tormenta.

Me niego a mirarte y verte muerto…
tan solo recuerda el maquillaje,
nuestros pantalones rotos,
el acné en nuestro rostro,
las tardes de cielos manchados,
de cielos tan bellos,
y las canciones tan tristes por traumas eternos.

Solo me queda una cosa en estos días inciertos: Mi corazón...pendiendo de un hilo de sangre…mi corazón roto.



miércoles, 8 de abril de 2009

The night Kurt Cobain died...(frase sacada de una canción de Badly drawn boy)

No acostumbro pegar letras de canciones en estos medios.

Hoy lo haré.

Recordando un poco a los cantautores norteamericanos suicidas, esta hermosa canción de Elliott Smith, quien se apuñalara el corazón. Una canción de desamor, de desesperanza, que contrasta con la belleza de su melodía.

"Twilight".


Haven't laughed this hard in a long time

I better stop now before I start crying
Go off to sleep in the sunshine
I don't want to see the day when it's dying
She's a sight to see (sight to see)
She's good to me (good to me)
But I'm already somebody's baby
She's a pretty thing
And she knows everything
But I'm already somebody's baby
You don't deserve to be lonely
But those drugs you've got won't make you feel better
Pretty soon you'll find it's the only
Little part of your life you're keeping together
I'm nice to you
I could make it through
But you're already somebody's baby
I could make you smile
If you stayed a while
But how long will you stay with me, baby?
Because your candle burns too bright
Well I almost forgot it was twilight
Even if I think that you are right
Well I'm tired of being down, I got no fight
You're wonderful
And it's beautiful
But I'm already somebody's baby
And if I went with you
I'd disappoint you too
Well I'm already somebody's baby
Already somebody's baby

Y así, en este día que encontraron muerto a Kurt Cobain, También pasan cosas agradables.


martes, 31 de marzo de 2009

La primer palabra.

De pronto, te convertiste en el primer segundo de mis días, lo primero que ocurre en mi mente.

Llegaste sin avisar, las cosas buenas siempre llegan así. Abrí la puerta de mi mente, estabas de pie, cargabas unas revistas y un Ipod repleto de tu música rara, con un montón de cancioncitas “buena ondita”. Entraste sin avisar, sin que alguien te invitara a pasar. No me pareció mala idea que lo hicieras, aunque en ese momento, este lugar estaba bastante desordenado y mal oliente. Solo sonreíste en esa dulce forma con que sueles hacerlo y me doblegué. Te alcancé una silla vieja y te miré muy raro por largo tiempo, comenzamos a charlar. Inmediatamente, mis oídos fueron tuyos, te escuchaba con suma atención, me pareció fascinante escuchar la historia de tus pasos, quería saber cada vez más sobre tu incógnito pasado. Quería despojarte del obscuro velo que te cubría, y empezar a revelar, uno a uno, todos los misterios que conjugan tu personalidad. ¡Misteriosa! Me resultaste tan atractiva. ¡Desconocida! Pronto dejaste de serlo.

Los días pasaron y no te marchabas de mi mente. De la nada te convertiste en la dueña de este espacio. Reorganizaste todo, lo decoraste a tu gusto, pusiste esas horribles cortinas chillentas amarillo huevo ¡Ese color que tanto detesto! Llenaste de todas esas chucherías tuyas cada rincón, e impregnaste con tu olorcito todo lo que había aquí antes de tu llegada. No me importó. Me empezó a agradar escuchar el sonido que hacías con tus sandalias por todos lados, y me agradó aun más que no dejabas de silbar esa mentada cancioncita que terminó por gustarme…”The last good day of the year” ¡Wow! Esas trompetitas resonaban una y otra vez por todos lados, aquí y allá. Tu música se convirtió en algo cotidiano, así como tu voz y tu risa, y todos los cabellos que ibas dejando en el piso de este iluminado hogar, tu hogar.

Me agrado que renovaras este espacio, en el cual albergo infinidad de cosas que me encantaría mostrarte. Ahora no estoy dispuesto a dejarte ir, me gustaría que siguieras impregnando toda mi cabeza con tu aroma. Me gustaría que impregnaras todo mi cuerpo en la realidad, con tu encantadora piel. Ni siquiera sabes que te has instalado en mi mente, no sabes que tienes dotes de decoradora, y mucho menos, sabes que tienes dotes de escritora, pues ya has escrito algunas palabras en mi memoria poética.

PD. Ahora, sabes que te has instalado en mi mente. Espero que esta vez, sepas que este texto es para ti. Siempre lo fue.



sábado, 21 de marzo de 2009

Domingo por la mañana.


William Burroughs.



Me despertó la voz de Thom Yorke interpretando “VideoTape”. Los altavoces están a tope. No sé donde estoy. Mi ropa apesta a cigarro. El sillón fue muy cómodo después de todo, el cansancio me derrotó, y me dejé caer en lo primero que se me cruzó. Ahora reconozco el lugar. ¡Sigo en el bar de los pelucas! Ya todos se han ido, solo están los pelucas poniendo música y sirviéndose tragos mientras intentan ligarse a la exótica y vulgar Rita. ¿Qué coña hora es? Reviso mi reloj y me sorprende el ver en la pantallita de cristal líquido que dormí 3 largas horas, ¡Son las 7 am! ¡Oh my god! Es hora de largarme de una buena vez. Me levantó en chinga y siento en breve un espantoso dolor de cabeza, ese dolorcito que te da después de haber abusado de las copas y que te punza contra las paredes de la “cholla” como cientos de cuchillos afilados. Mi boca esta reseca y mi aspecto es el de un chilapastroso cualquiera, el espejo no miente. Bajo un poco la mirada y veo que en el piso esta dormido ese joven que me estaba coqueteando hace unas horas, aquel que me recordó por su aspecto a William Burroughs en su juventud. Su cabello relamido, los lentes de pasta negros y la nariz tan peculiar, de esas narices que son grandes, pero a pesar de eso, las ves frágiles en exceso, como si el mismísimo contacto con el viento las fuera a quebrar.

Al parecer este canijo no se ha dado por vencido a pesar de saber que mi inclinación sexual lo excluye de cualquier posibilidad. Pero verlo ahí tirado……es como si se hubiera quedado velando por mi sueño. De cierto modo ahora me conmueve ver su figura escuálida yaciendo en el piso de concreto, muy a pesar de que unos instantes atrás me llegó a atosigar con su perorata. Me estaba hablando de Mecánica cuántica y demás calabazas que estoy seguro, se ha recetado en las películas esas de “¿Y tú qué chin….. sabes?”. Que castroso. Además, me tuve que reventar su tufo a ajo todo ese tiempo que lo toleré. Arggghhh.

Pero, ¡Wow! Si que tiene agallas para dormirse en el piso del sotano de una casona vieja de la Roma que adaptaron para Bar, el frio está de la cagada en este lugar. Si lo dejo aquí tirado quizá se muera de frío, aunque el capullo este se lo tendría bien merecido por ser tan insistente, vive a unas cuadras de aquí y aun así prefirió quedarse a dormir cerca de mí, muy a sabiendas de que no tiene oportunidad alguna. Jaaa. No lo puedo creer ¡me ha conmovido de nuevo! Puta madre. Lo tomo por su flacucho hombro y lo zangoloteo, después de un rato despierta, le hago saber que estoy por partir y que puede tomar el sillón para dormir si así lo desea. Se talla los ojos y me mira, me dice que él también desea largarse de ese refrigerador cuanto antes. Nos levantamos. Siento una avalancha en mi cabeza y todas mis tripas chillando, la sensación de hambre empieza a manifestarse de manera repentina. Soy un cadáver lleno de malestares. Salimos a la fría calle, ni siquiera nos hemos despedido de los pelucas. ¡Que más da! Igual y ya le estaban echando montaña a la pobre Rita cuando salimos.

Vamos caminando en dirección a casa de Billy, me ha pedido que lo acompañé, y yo como soy el señor “Bondad” no me he podido negar. Caminamos por Medellín hacia el sur, los barrenderos ya se encuentran haciendo su trabajo y hay pocos carros en la calle, la gente duerme en sus cálidas y deliciosas camas restregándose sobre los cuerpos de sus compañeros de sueño, y así todo mundo se encuentra en una situación bastante contraria a la mía. Que buena debe ser la vida de los amantes. ¡¡Qué rico!! El olor que despido en este momento es el de la envidia, de esa envidia que te carcome todo por dentro y te pudre. Yo aquí cagándome de pinche frío.

Repentinamente veo el nombre de una callecita perpendicular a Medellín, es “José Alvarado”.¡Que bella sorpresa! Volteo a ver a Billy y le digo en tono chungo: -Tú solías vivir ahí, ahí viviste con tu esposa a la que mataste de un tiro en la cabeza, y ahí te metiste un montón de arponazos en los años 50-. Me mira un tanto desconcertado como diciendo: -A este güey ya le esta haciendo daño el frío-. “José Alvarado” ha quedado atrás, esa era la calle donde tenía su residencia el autor de “Junky” y “El almuerzo desnudo”, el mismo que bien podría ser el abuelo de Billy por su enorme parecido físico.

Al fin hemos llegado a la casa de Billy. El se quedará ya en su camita y yo caminaré a la estación más cercana del metrobus para, todavía, dirigirme a mi coña y alejada casa. ¡Qué de la verga!

Billy me mira de una forma extraña, los ojos detrás de sus anteojos se han estacionado en los mios de manera terminante, penetrante. Me dice que pase a su casa. Me promete un buen desayuno. Me ha dicho que si quiero, me puedo bañar con agua caliente y dormir en una de las 2 camas que tiene. El argumento se oye tentador, pero, sé muy bien que lo hace porque quiere estar conmigo, y lo de las 2 camas no se lo creo, ese cabrón lo que quiere es que me descuide para propinarme una buena inyección de carne.

Así que me lo pienso mucho, él me hace saber que si prefiero irme no hay ningún problema.
¡Puta madre una vez más! Termino por aceptar.

Me estoy bañando y mientras tanto, él hace el desayuno. ¡Pero que baño tan impecable! Es impresionante la limpieza que le imprime este sujeto a su casa. Wow. Termino de ducharme, me visto y salgo rápido para dirigirme a la cocina, el olor a huevos con tocino le llama a mi pobre y hambriento estomago, lo único que le he propinado al pobrecillo en las últimas horas han sido solo duros golpes de alcohol (seguramente adulterado) y anorexia de la buena porque no he tragado nada.

Me siento a desayunar y me lo jambo todo, ¡Todo de un jalón! Billy es más tranquilo para comer, es delicado con la comida, la secciona de manera casi perfecta con los cubiertos, al contrario de mí, que yo la tomaba con el pan y me la llevaba así a la bocota. Jejeje, mis cubiertos terminaron impecables, no los use.

Le agradezco por el desayuno, fue una exquisitez total, un desayuno de reyes, aunque bien podría haberme ocurrido lo que le pasa a cualquier crudo hambreado cuando se lleva a la boca una “Muertorta” de Acoxpa. Las “muertortas” combinadas con la peda son el alimento más fino de la Tierra, si no me creen, pregúntenle a cualquier borracho. Bueno, al caso, ya me siento mucho mejor.

Billy se limpia las manos y echa un largo suspiro, mira hacia el exterior por la ventana, sus ojos están fijos en no se qué, parece que quiere decirme algo y no lo puede externar tan fácilmente, eso me pone un poco nervioso. Finalmente parece decidirse y me dice: -Me da mucho gusto que hayas aceptado pasar a mi casa y acompañarme, todo esto lo he hecho solo para hacerte sentir bien-.

Me he quedado frío con sus palabras, pues, se oyen……se oyen muy honestas y profundas. ¡Que clase de cumplido! Me siento muy alagado. De verdad que sí. De alguna forma me pongo en su lugar, sé muy bien que yo haría lo mismo por esa persona tan especial. Todas y cada una de esas cosas las haría por ella. El silencio rodea nuestras existencias y el cálido sol del domingo por la mañana atraviesa el cristal de las ventanas. Ya se respira en el ambiente la pesadumbre de nuestra tristeza. Él sabe que nunca me fijaré en él, y yo, yo sé que ella nunca se fijará en mi.



jueves, 19 de marzo de 2009

Debajo de los tilos.

Unter den Linden, Berlín.
Debajo de los tilos.

Camino debajo de los tilos, comienza a llover, la lluvia moja todo, moja mi corazón, moja mi boca, moja mis recuerdos, esos que has impregnado, los que has embriagado día con día. La lluvia me sigue mojando, esta misma lluvia que te ha mojado justo debajo de estos tilos, lo sé porque quedó aqui grabada tu agraciada silueta, porque aun se percibe tu aroma, porque aun se escucha el eco de tu voz.

Camino debajo de los tilos, justo a tu lado en el espacio, aunque en el tiempo...lejano.

sábado, 14 de marzo de 2009

10 20 Saturday Night


Eddie Vedder. Fotografía: Charles Peterson.


Kurt Cobain. Foto de Charles Peterson.



Sonic Youth. Fotografía de Charles Peterson.





10 20. Saturday night.

Piedrosos en el baño; marihuanos en el cuarto de Edgardo.

Nunca supe por qué Edgardo vivía solo, nunca entendí por qué no tenía muebles, pero si una enorme camioneta; por qué no me podía ofrecer un vaso de agua que no fuera de la llave, por qué en su cocina no había azúcar, pero cómo es que en su casa había tantas drogas. ¿Cómo le hacía para desayunar solamente un New mix y una piedra? ¿Quién lo va a saber? Los “stoners” son así.

Una habitación bastante desordenada. Paredes rayadas, posters y fotografías de fanzines. Un libro arrumbado me impresionó: “Screaming life”. Lo tomé. Comencé a hojearlo. Edgardo y yo teníamos una charla sobre las fotos de Charles Peterson. Qué trabajo tan más impresionante, hojas de contacto, fotografías tan entrañables de nuestros héroes. Después de todo teníamos más cosas en común, no solo eran esos estúpidos días de drogas y desencanto que llegaron cuando lo conocí.

“El Ganso” discutía con Oliver sobre la demagogia y los principios éticos del punk, ideas y tonterías de un pobre diablo, cuando se es joven, se cree que será fácil llegar lejos. Yo sentía una enorme incertidumbre porque no podía determinar exactamente que nos depararía. “El Ganso” cada vez más agresivo, me regalo el “Trompe Le monde” en un gesto efímero de bondad, (15 minutos después me lo quitó de las manos). ¡Mierda! Me cagaba esa actitud.

Nadie se soportaba entre si. La tensión en el grupo era bastante y, de la nada, las bocinas de la grabadora comenzaron a emitir las ondas que nuestros oídos captaron como “Three imaginary boys”. Guardamos silencio. Toda la mierda quedó atrás. Era la primera vez que escuchaba esa canción. Me maravilló.

No podía entenderlo. La voz de Robert Smith, las luces verdes, los recortes de periódico que adornan los fanzines, los piedrosos paranoicos en el baño enchuecándose la boca, todos en ese momento compartimos algo que no puedo explicar hasta estos días: La desilusión de estar sumidos en ese infierno.

20/10/07 Una vez más, esa mujer ha rechazado mi invitación. Al final, el Ruso aceptó venir conmigo. Llegamos 1 canción tarde. Robert Smith rasga las cuerdas de su guitarra y los oídos de miles captan las notas de “Three imaginary boys”. Un conjunto de luces verdes me alumbran el rostro al igual que esa noche en casa de Edgardo, un extraño sentimiento me asalta y mi memoria reconstruye aquella vieja escena: los fanzines, la paranoia, la desilusión, el saber que entre nosotros ya no nos soportábamos y no saber exactamente que era lo que nos mantenía unidos.

Con frecuencia, suelo hundir los pies en la mierda, olerla, pero no suelo mezclarme entre ella y perecer. Logré salir de todo ese pútrido ambiente. Aunque al final, siempre me quedó ese sentimiento de alienación.

La tersa voz de Robert Smith me lleva muy lejos.

¿Qué habrá sido de todos ellos?







miércoles, 11 de marzo de 2009

The only moment we were alone...

“The only moment we were alone” es una canción muy entrañable. ¿¿No?? Es un momento efímero y a la vez un momento eterno. Un instante que impregna las costuras de las que esta hecho el espacio para mantenerlo con ese aroma de exquisitez y sorpresa.

Dos horas es mucho tiempo y es poco. Depende por donde lo vean. Para algunos dos horas es un pellizco. Para mi es algo diferente. Dos horas estuvo ella frente a mi. En mi cabeza todo ese instante está guardado como si fuera una película.

Todos saben que para hacer una película se necesitan mínimo 24 fotografías para tener un segundo de película. Si traducimos esas dos horas de película al total de fotos, tengo aproximadamente 172800 fotografías suyas en mi cabeza. Ahora, si imprimiera esas fotos en un formato de 8” x 10” obtendría una superficie de 8640 metros cuadrados más o menos. Con todas esas fotos podría forrar la cancha de cualquier estadio. O, con todo el papel que utilicé para las fotografías podría escribir 691 libros de 500 paginas cada uno. Para hacer esos 691 libros tuve que sacrificar más o menos 72 árboles. 4 árboles se necesitan para que 1 ser humano respire oxígeno de manera decente.

Después de todo, 2 horas de haber estado con ella no son tan insignificantes.

“The only moment we were alone”……………………….me gustaría llegar al embrollo de todo y detener el universo entero justo en ese instante. Por el momento solo puedo conformarme con escuchar la canción que lleva ese titulo, e imaginar el único instante en que ella y yo estuvimos solos, sobre este pasto, justo ella en frente de mí.

Ryan McGinley Pictures, Images and Photos

Aunque esta fotografía de Ryan McGinley, no se llama así, "The only moment we were alone" podría ser su título, y podría imaginar el único instante en que ella y yo estuvimos solos, sobre este pasto, justo ella en frente de mí.

domingo, 8 de marzo de 2009

Aquella Noche.

Aquella noche llevabas tu chamarra de Alfonso Zayas, esa que tanto me gusta como se te ve. Tu pelo suelto crespo reflejaba la luz de la luna, y las estrellas repetían en voz alta mis pensamientos: Eres la mujer más bella que ha pisado la Tierra. Sonreías y me tomabas de la mano. Hablabas sobre cosas que ni tu entendías, pero tus maneras me robaban el aliento y me hacían sudar por encima de los labios. Me acariciabas las mejillas mientras me llevaba a la boca una botella de whisky barato. Decías que los besos con sabor a alcohol te volvían loca. Después reías. Tu risa siempre me ha provocado una rara atracción. Tienes la risa más fea que he escuchado en mi vida. Una risa grave, como de tontuela. Pero es algo que me llena de satisfacción, escucharte reír, escucharte reír mientras estas ebria. De un momento a otro, tus ojos se iban dilatando. No dejabas de mirarme. Tu piel se veía tan pálida y tu boca carmín brillante.

Ya era inevitable lo que ocurriría.

Sentí tus labios húmedos. ¡¡¡También te suda la parte entre los labios y la nariz!!! Temblabas mientras te apretaba fuerte contra mi, sentía tus brazos trémulos a través de tu chamarra de Alfonso Zayas. Me puse duro, muy duro, tú me sentías y gemías tiernamente mientras tus manos rodeaban mi cintura. Mi corazón latía muy rápido. Sentía mis pómulos ardientes. Se prolongó todo demasiado tiempo, no se cuanto duro exactamente nuestro beso.

Terminó.

No dejaba de abrazarte, de restregar mi rostro sobre tu cabello negro. En ese momento solo dije: “Te amo”, “Lo sé” me dijiste. No volvimos a decir algo en toda la noche.

Las palabras ya sobraban.

jueves, 5 de marzo de 2009

Un ebrio me salvó la vida!

¡Qué noche tan culera! El frio está que arde y yo no traigo mi sueter de mil dolares. Solo traigo una chafa playera que no me cubre nada. No alcancé el camión y voy caminando sintiendo el aire mierdero de invierno que hace que se me duerma la nariz y la frente. ¡Que extraña sensación! Me toco la cara y no la siento. Podría tatuarme en este momento cosas obscenas en la cara y no me dolería. Ya vengo pensando en tonterías de nuevo. Mejor le subo al volumen de mis audífonos “Cigarette in your bed” de My Bloody Valentine. Pienso en esa bacha que traigo en el bolsillo. Se me ha antojado darle mate, quizá así ya no sienta tanto el frío y se me haga más ameno el camino de regreso a casa. Froto mis manos contra mi libro de poemas de Bukowski a ver si se me calientan los dedos. ¡Está de la mierda!

Sigo caminando un largo rato.

Solo eso me faltaba, unos polis me detienen. Siempre que me atoran los tiras, en mi cabeza se reproduce de manera automática la canción de “Los Antisociales”, esa que dice: “Puto policía, reprimes al obrero, al campesino y al estudiantado”. ¿Por qué madres cuando camino a esta misma hora en Coyoacán o La Condesa ni me pelan? Aaaaahhhh, pero cuando caminas en la Reynosa solo, a los ojos de cualquiera eres un miserable delincuente en potencia, el más ruin de todos. Me pasan báscula ratera de manera amable mientras me interrogan.

-¿Qué anda haciendo por aquí joven?-.
-Vengo de ver a una amiga-.
-¿Su pollita?-.
-Nel, solo amiga-.
-¿A qué se dedica joven?-
-Estudio en la universidad-.

En eso la mano del poli se encuentra con algo en mi bolsillo, lo expone a la luz y se percata de lo que es después de inspeccionarlo. ¡¡Coñazo!! Si me lo hubiese fumado hace unos instantes no estaría en esta situación.

-Nos va a tener que acompañar al MP-.
-Écheme la mano-, le digo con una cara de niño bueno que en definitiva no quiere volver a pasar una noche en los separos del MP a lado de puñeteros teporochos que roncan como matracas descompuestas toda la noche y mucho menos quiero soportar el olor a meados de ese lugar infernal. Tengo que ser amable con estos cerdos. Las veces que me he puesto loco me han cargado, siempre. Esta vez debo fingir demencia y bondad.

-No se puede joven, súbase a la unidad-.

Me hago del rogar y no me subo, al mismo tiempo les ruego que no me lleven, y empiezo a justificar de mil maneras como llegó esa mierda a los bolsillos de mis jins. No voy a llegar a nada, no traigo dinero y mi linda cara no me va a sacar de esta. Ya valió madre. Iré a dar a los separos, y algún amigo mío tendrá que pagar una multa para que me dejen salir y no me metan al bote. Me han pillado. Los polis no dejan de sermonearme y de pedirme que me suba a la unidad. Saben que no soy un delincuente caguengue, solo un desafortunado güey que llevaba “chubidubi” en los putos bolsillos en ese momento.

-Joven, ya súbase a la unidad porfavor, no nos haga perder nuestro tiempo, si hubiera dejado “eso” en casa de su amiga, nada de esto le hubiera pasado-.

Me percato después que uno de ellos tiene mi libro de Bukowski. ¿Cómo llegó a sus manos? No lo sé. Pero comienza a observar la portada del libro. Parece ser que le ha llamado la atención. ¿A quién no? Un Bukowski ebrio sosteniendo su cerveza y abrazando por la cintura a una prostituta horrible y maquillada hasta la madre. De pronto lo comienza a hojear. ¿Qué mierdas va a encontrar ahí? Pensé. No iba a encontrar más mota aquel hijoputa. Repentinamente se detiene y comienza a leer “A la puta que se llevó mis poemas”.
-Ese es mi favorito-, le digo, pero no me pela, me ignora totalmente y se sumerge en las líneas.

Sonríe.

Por inaudito que parezca, cierra el libro y me lo devuelve. Le dice a su pareja que es hora de retirarse. Le doy las gracias y me largo. -Buenas noches, son muy amables-, les digo.

Por supuesto se quedaron con mi bachita.

Al parecer ha sido el ingenio de ese gran escritor ebrio el que me ha salvado la polla esta noche, yo creo que aquel poema le llegó al poli. Definitivamente si. A todos nos toca el corazón ese poema.

O mejor dicho, el poli sintió lástima por mi y me dejo llegar a casa.



A la puta que se llevó mis poemas



***************


Algunos dicen que debemos eliminar del poema
los remordimientos personales,
permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero
¡Por Dios!
¡Doce poemas perdidos y no tengo copias!
¡Y también te llevaste mis cuadros, los mejores!
¡Es intolerable!
¿Tratas de joderme como a los demás?
¿Por qué no te llevaste mejor mi dinero? Usualmente
lo sacan de los dormidos y borrachos pantalones enfermos en el
rincón
La próxima vez llévate mi brazo izquierdo o un billete
de cincuenta,
pero mis poemas no.

No soy Shakespeare
pero puede que algún día ya no escriba más,
abstractos o de los otros;
Siempre habrá dinero y putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios,
cruzándose de piernas:
"veo que he creado muchos poetas
pero no tanta poesía"

Charles Bukowski