Eddie Vedder. Fotografía: Charles Peterson.
Kurt Cobain. Foto de Charles Peterson.
Sonic Youth. Fotografía de Charles Peterson.
10 20. Saturday night.
Piedrosos en el baño; marihuanos en el cuarto de Edgardo.
Nunca supe por qué Edgardo vivía solo, nunca entendí por qué no tenía muebles, pero si una enorme camioneta; por qué no me podía ofrecer un vaso de agua que no fuera de la llave, por qué en su cocina no había azúcar, pero cómo es que en su casa había tantas drogas. ¿Cómo le hacía para desayunar solamente un New mix y una piedra? ¿Quién lo va a saber? Los “stoners” son así.
Una habitación bastante desordenada. Paredes rayadas, posters y fotografías de fanzines. Un libro arrumbado me impresionó: “Screaming life”. Lo tomé. Comencé a hojearlo. Edgardo y yo teníamos una charla sobre las fotos de Charles Peterson. Qué trabajo tan más impresionante, hojas de contacto, fotografías tan entrañables de nuestros héroes. Después de todo teníamos más cosas en común, no solo eran esos estúpidos días de drogas y desencanto que llegaron cuando lo conocí.
“El Ganso” discutía con Oliver sobre la demagogia y los principios éticos del punk, ideas y tonterías de un pobre diablo, cuando se es joven, se cree que será fácil llegar lejos. Yo sentía una enorme incertidumbre porque no podía determinar exactamente que nos depararía. “El Ganso” cada vez más agresivo, me regalo el “Trompe Le monde” en un gesto efímero de bondad, (15 minutos después me lo quitó de las manos). ¡Mierda! Me cagaba esa actitud.
Nadie se soportaba entre si. La tensión en el grupo era bastante y, de la nada, las bocinas de la grabadora comenzaron a emitir las ondas que nuestros oídos captaron como “Three imaginary boys”. Guardamos silencio. Toda la mierda quedó atrás. Era la primera vez que escuchaba esa canción. Me maravilló.
No podía entenderlo. La voz de Robert Smith, las luces verdes, los recortes de periódico que adornan los fanzines, los piedrosos paranoicos en el baño enchuecándose la boca, todos en ese momento compartimos algo que no puedo explicar hasta estos días: La desilusión de estar sumidos en ese infierno.
20/10/07 Una vez más, esa mujer ha rechazado mi invitación. Al final, el Ruso aceptó venir conmigo. Llegamos 1 canción tarde. Robert Smith rasga las cuerdas de su guitarra y los oídos de miles captan las notas de “Three imaginary boys”. Un conjunto de luces verdes me alumbran el rostro al igual que esa noche en casa de Edgardo, un extraño sentimiento me asalta y mi memoria reconstruye aquella vieja escena: los fanzines, la paranoia, la desilusión, el saber que entre nosotros ya no nos soportábamos y no saber exactamente que era lo que nos mantenía unidos.
Con frecuencia, suelo hundir los pies en la mierda, olerla, pero no suelo mezclarme entre ella y perecer. Logré salir de todo ese pútrido ambiente. Aunque al final, siempre me quedó ese sentimiento de alienación.
La tersa voz de Robert Smith me lleva muy lejos.
¿Qué habrá sido de todos ellos?
excelente relato como todos, necesito mas lectura jean, algo que me inspire a seguir poniendo mis 2 entradas semanales. a veces me cuesta trabajo sacar algo. mi tecnica no es buena, asi que recurro a mi sensei y ùnico seguidor.
ResponderEliminarblogea blogea
por cierto, por alguna razon no aparece todavia mi foto como tu seguidor, no se que este pasando porque ya la subi a mi perfil. si sabes como hacer que aparezca me avisas. saludos y nos vemos en nuestro super servicio social.