¡Qué noche tan culera! El frio está que arde y yo no traigo mi sueter de mil dolares. Solo traigo una chafa playera que no me cubre nada. No alcancé el camión y voy caminando sintiendo el aire mierdero de invierno que hace que se me duerma la nariz y la frente. ¡Que extraña sensación! Me toco la cara y no la siento. Podría tatuarme en este momento cosas obscenas en la cara y no me dolería. Ya vengo pensando en tonterías de nuevo. Mejor le subo al volumen de mis audífonos “Cigarette in your bed” de My Bloody Valentine. Pienso en esa bacha que traigo en el bolsillo. Se me ha antojado darle mate, quizá así ya no sienta tanto el frío y se me haga más ameno el camino de regreso a casa. Froto mis manos contra mi libro de poemas de Bukowski a ver si se me calientan los dedos. ¡Está de la mierda!
Sigo caminando un largo rato.
Solo eso me faltaba, unos polis me detienen. Siempre que me atoran los tiras, en mi cabeza se reproduce de manera automática la canción de “Los Antisociales”, esa que dice: “Puto policía, reprimes al obrero, al campesino y al estudiantado”. ¿Por qué madres cuando camino a esta misma hora en Coyoacán o La Condesa ni me pelan? Aaaaahhhh, pero cuando caminas en la Reynosa solo, a los ojos de cualquiera eres un miserable delincuente en potencia, el más ruin de todos. Me pasan báscula ratera de manera amable mientras me interrogan.
-¿Qué anda haciendo por aquí joven?-.
-Vengo de ver a una amiga-.
-¿Su pollita?-.
-Nel, solo amiga-.
-¿A qué se dedica joven?-
-Estudio en la universidad-.
En eso la mano del poli se encuentra con algo en mi bolsillo, lo expone a la luz y se percata de lo que es después de inspeccionarlo. ¡¡Coñazo!! Si me lo hubiese fumado hace unos instantes no estaría en esta situación.
-Nos va a tener que acompañar al MP-.
-Écheme la mano-, le digo con una cara de niño bueno que en definitiva no quiere volver a pasar una noche en los separos del MP a lado de puñeteros teporochos que roncan como matracas descompuestas toda la noche y mucho menos quiero soportar el olor a meados de ese lugar infernal. Tengo que ser amable con estos cerdos. Las veces que me he puesto loco me han cargado, siempre. Esta vez debo fingir demencia y bondad.
-No se puede joven, súbase a la unidad-.
Me hago del rogar y no me subo, al mismo tiempo les ruego que no me lleven, y empiezo a justificar de mil maneras como llegó esa mierda a los bolsillos de mis jins. No voy a llegar a nada, no traigo dinero y mi linda cara no me va a sacar de esta. Ya valió madre. Iré a dar a los separos, y algún amigo mío tendrá que pagar una multa para que me dejen salir y no me metan al bote. Me han pillado. Los polis no dejan de sermonearme y de pedirme que me suba a la unidad. Saben que no soy un delincuente caguengue, solo un desafortunado güey que llevaba “chubidubi” en los putos bolsillos en ese momento.
-Joven, ya súbase a la unidad porfavor, no nos haga perder nuestro tiempo, si hubiera dejado “eso” en casa de su amiga, nada de esto le hubiera pasado-.
Me percato después que uno de ellos tiene mi libro de Bukowski. ¿Cómo llegó a sus manos? No lo sé. Pero comienza a observar la portada del libro. Parece ser que le ha llamado la atención. ¿A quién no? Un Bukowski ebrio sosteniendo su cerveza y abrazando por la cintura a una prostituta horrible y maquillada hasta la madre. De pronto lo comienza a hojear. ¿Qué mierdas va a encontrar ahí? Pensé. No iba a encontrar más mota aquel hijoputa. Repentinamente se detiene y comienza a leer “A la puta que se llevó mis poemas”.
-Ese es mi favorito-, le digo, pero no me pela, me ignora totalmente y se sumerge en las líneas.
Sonríe.
Por inaudito que parezca, cierra el libro y me lo devuelve. Le dice a su pareja que es hora de retirarse. Le doy las gracias y me largo. -Buenas noches, son muy amables-, les digo.
Por supuesto se quedaron con mi bachita.
Al parecer ha sido el ingenio de ese gran escritor ebrio el que me ha salvado la polla esta noche, yo creo que aquel poema le llegó al poli. Definitivamente si. A todos nos toca el corazón ese poema.
O mejor dicho, el poli sintió lástima por mi y me dejo llegar a casa.
O mejor dicho, el poli sintió lástima por mi y me dejo llegar a casa.
A la puta que se llevó mis poemas
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Algunos dicen que debemos eliminar del poema
los remordimientos personales,
permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero
¡Por Dios!
¡Doce poemas perdidos y no tengo copias!
¡Y también te llevaste mis cuadros, los mejores!
¡Es intolerable!
¿Tratas de joderme como a los demás?
¿Por qué no te llevaste mejor mi dinero? Usualmente
lo sacan de los dormidos y borrachos pantalones enfermos en el
rincón
La próxima vez llévate mi brazo izquierdo o un billete
de cincuenta,
pero mis poemas no.
No soy Shakespeare
pero puede que algún día ya no escriba más,
abstractos o de los otros;
Siempre habrá dinero y putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios,
cruzándose de piernas:
"veo que he creado muchos poetas
pero no tanta poesía"
Charles Bukowski
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