lunes, 9 de noviembre de 2009

El fumador que nunca fuma.

La mano sobre la mesa, cogiendo la cajetilla de cigarros Raleigh para sacar uno y llevármelo a la boca. Que irónico. ¡Repugnante! Leyes Fascistas. Todos estos pobres tipos no pueden fumar, se mueren de ganas por hacerlo. Yo solo los miro con el cigarro en la boca, sin encenderlo. Todos tienen que salir a la calle para aspirar humo de mierda de un tabaco corporativo asqueroso. Las leyes fascistas me protegen y eso me da gusto. El aire está libre de humo de cigarro, pero atascado de tóxicos y dañinos gases, que bien.

Yo no sé por qué me mira de esa forma ese lisiado sexual. No tengo la culpa de que su acompañante sea tan bella y el sea un verdadero imbécil. Me importa una polla. Es un marica ponchado lleno de esteroides. Me vale que ella ya se haya dado cuenta que la miro, de hecho, ella también lo hace. El tipo no deja de mirar sus brazos de gimnasio aumentados con hormonas. ¡Está acabado! No veo que ella sonría, se ve que está aburrida. Se ve que él es un idiota. Me distraigo. Me volteo hacia Henry Miller. Me cago de la risa al saber de sus vulgaridades.

-Voy a alisarte todos los pliegues del coño, Tania-.

Puede ser tan divertido. Olvídate de las cursilerías por hoy. De la comida grasienta y deliciosa. De la cerveza fria. De las chicas angelicales. Eso hoy no vale. El día de hoy, cualquier cosa vale más que eso. Sentirte invulnerable ante todas esas cosas. Pienso en las canciones que he hecho, en los horribles dibujos irrepetibles, en las sonrisas de mis amigos, en los miedos que nos rodean, en todos los llantos de las guitarras que se oyen en el aire, resonando por un día auténtico en el que no dependamos de lo habitual.

Estoy solo. Quiero salir, tomar el teléfono. Reírme un poco con alguien de la cara que probablemente puso la desventurada Tania cuando el sucio de Miller la penetró y le quitó las arrugas del coño. Debería haber un tratamiento así para quitarle las arrugas a las ñoras. Seguro eso es lo que les hace falta. En lugar de gastar miles de pesos en inútiles cremas que no te quitan nada. Lo mejor, es acercarse a un hombre de verdad y dejarse acariciar por sus grandes manos.

El tipo de enfrente no es un hombre de verdad. Marica. Inseguro. Lo único que hice, fue mirar a su chica unos instantes, ahora no deja de mirarme feo a mi y a ella. Él no deja de hablarle, la quiere ahorcar con la mirada, la reprime con sus palabras. Ella tiene la culpa. ¿Por qué eligió andar con semejante imbécil? Está acabada. Dime con quién andas y te diré quién eres. Ella puede decidir votarlo a la goma, y no lo hace, seguro no lo hará.

¡Bah! Miller es mucho más interesante que cualquier forro de mujer en este momento. Me habla de sus aventuras en Paris, del hambre, de sus amigos de la India con sus costumbres poco conocidas en el mundo de occidente. Un relato en particular me pareció divertidísimo. Estando en París, llevó a un amigo suyo a una casa de “Señoritas de la vida galante” ¡Un lupanar pues! Estando en el lugar aquel, cada quien eligió a una chica, se dirigieron a sus respectivas habitaciones, las cuales eran contiguas. Ja. Después de divertirse con las chicas, alguien llamaba a la puerta de la habitación de Miller. Era su amigo Hindú. Preguntaba por el retrete. Miller no creyó que fuera algo grave, así que lo instó a que orinará en el bidet. Al poco tiempo, se oyó el grito de una de las chicas y la risa de su amigo. Las ofensas de ella: ¡Cerdo asqueroso! No dejaban de escucharse en la casa. La dueña subió, entró en la habitación y comenzó a gritar también. Miller preocupado salió a ver que ocurría en la habitación de a lado. Entró al baño y…¡Por dios! Miró el bidet lleno de chorizos flotantes en el agua.

Severa shite. Pobre güey.

El mundo de occidente puede llegar a ser atemorizante y extraño para un ajeno. El mundo de occidente y sus libertades, el paraíso de las decisiones. Aquí puedes decidir todo lo que quieres. Si. Decidir estar con un imbécil que te maltrata, decidir votar por un presidente inepto que solo ve por los intereses de la clase de poder, decidir creer en los asquerosos medios de información, decidir no decidir y mandar a todos a la shit. El maravilloso mundo de occidente con sus civilizadas leyes antitabaco. Pobres jodidos de Gaza, seguro ellos no tienen leyes tan civilizadas como las nuestras, seguro ellos no pueden decidir nada, todo se les es impuesto por medio de su TV satelital, llena de agresivos canales que solo fomentan la competitividad y aniquilan el intelecto. ¡Basura! Que acaben con ellos.

Decido largarme de este lugar. Es hora de dejar a Miller y a la pareja infeliz de la mesa de enfrente. Dejo la cajetilla de cigarros en la mesa. Que los tome alguien que los necesite de verdad.

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