Cuando estoy en este lugar, solo puede darme risa, me la paso bien, digo estupideces sin importar la cantidad. Puedo hablar de cosas profundas y pasar de un momento a otro a las bobadas sin darme cuenta.
En la sala hay un torneo de soccer en Xbox, jajajaja. Nestor es un sucker. Audio Bullys en el estereo cantando con su marcado acento británico, vulgar, retador, barriobajero, sucio…hasta me siento como un hooligan guarro del este de Londrés.
–Sandreta, te digo cuando vas en bicicleta, y es que ni siquiera te das cuenta, te digo cuando sales a pasear-.
Después de cantar estúpidamente una y otra vez, me retan públicamente en el torneo de soccer. El sucker me reta, debo ganar. Jugaremos Street fighter en lugar del torneo de sucker, perdón…de soccer. Jejeje.
30 minutos después y nadie me puede ganar en este juego, no sabía que fuera tan bueno para “Street fighter”…jajajajajaja, después de una hora me lograron ganar.
Voy a miarchivo a echar una firma. No logro encontrar la luz. Uuuuffff. ¡Hay una rasuradora eléctrica! Siempre he querido una de esas. Me miro al espejo y noto que no me rasuré hoy. Jijiji…no lo pienso mucho. 5 minutos después, salgo del baño con el rostro liso y suave. Me tomo un vaso de sangrita, un poco de tequila y ya. Nadie nota lo limpio que me veo ahora.
Sandra me cuenta muchas cosas, yo le cuento otras, hablamos del ya multicomentado concierto de Radiohead, de las nuevas pelis que están por estrenarse, de las nuevas canciones de los Flaming lips. Voy a la mesa por un dulce chino. El nuevo disco de “The whitest boy alive” está bien bueno. Pido que le suban al estereo. Si la chica que me quita el sueño fuera canción, definitivamente sería esa. Si, ella sería esa canción: sencilla, alegre, bonita…por alguna razón no te la puedes sacar de la cabeza, suena una y otra vez.
Me como otro dulce, escucho otra vez la canción. Recuerdo aquella maniobra rara de aquel día ya lejano en aquel mítico edificio: mis lentes se me cayeron de la mano, ella movió su mano para intentar rescatarlos, en el movimiento ella tiró su cámara, con la otra mano ella intentó rescatar su cámara, mi otra mano se enredó con la suya, y…¡Chin! la siguiente escena no deja de darme risa hasta estos días. No sé como mi mano terminó encima de ella. Para colmo, una pareja de ancianos nos miró raro después del acto que acababan de ver. Probablemente pensaron que éramos un par de depravados. Solo fue un accidente. Jijiji. Lo juro.
Jajaja. No puedo ocultar mi sonrisa. La frescura de la noche entra por las grandes ventanas. El torneo sigue, la música sigue, mi alegría sigue…
Ella duerme en su casa en estos momentos, no se imagina lo que pienso, no sabe que la recuerdo constantemente, ella no sabe que es como esta canción que suena una y otra vez en el estereo mientras Nestor pierde una y otra vez en el torneo…una canción que suena todo el tiempo en mi cabeza, tal y como lo hace su voz.
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