domingo, 7 de noviembre de 2010

Saturday come slow.

No pasa nada, lo sabes muy bien, sigues ahí de pie, mirando como te detesto, fumándote los cigarros que te robaste en la fiesta de ayer.

No entiendo por qué lo sigues haciendo. ¿Por qué festejas tus triunfos así?

Te ríes. Tienes quemaduras en los brazos y no recuerdas nada...

Me largué, sí, me fui con ella, no lo planeé, nos subimos a un taxi con un six robado del refri. Si, a huevo. Hubieras visto la cara de pendejo que puso aquel con el que estabas cuando me salí con sus cervezas...no tuvo los huevos para decirme algo.

Ahora tú me detestas, no sé si porque me fui con ella, o porque te quedaste sin bebidas. Me importa una mierda.

Quédate callada, yo haré lo mismo. Y sí, seguiré pensando en el día de ayer y en los alucinantes labios frios de Rossie, pero sobre todo, pensaré en el delicioso sabor de esas amargas cervezas.

Te robo uno de tus cigarrillos, lo enciendo y me largo a otro lado a festejar mi triunfo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario