lunes, 22 de febrero de 2010

Mañana tiraré todo.


Mañana correré, y no sabrás nada.

¿Dónde ha quedado todo?

Ya no puedo abarcarte con mis ideas.

He dejado de creer en las religiones, en la patria, en la libertad, en todas las cosas que no me has enseñado. En la mayoría de la existencia que no ha sido abarcada por tus profetizantes labios.

¿Qué importa?

Estoy listo, me arrojaré sin mirar. Tan inmensa es mi disposición por llegar hacia ti que llegaría sin mapa alguno. Tus intensas vibraciones me guían en un camino desconocido que no sabe de principios y finales. Solo creo en las infinitas emociones de los locos, de los perdidos en el seno de una inocente ambición, la ambición de ser feliz.

Me enredaré en los posibles sucesos que llevan a un determinado acto, si te encuentro en cada uno de esos caminos por medio de mi conciencia, te aseguro, seré muy feliz.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Táctica y estrategia.

Estaba pensando en mi cuate, pensando en la guerra, en lo que se pierde, pero sobre todo en lo que se gana. ¿Hasta qué punto puedes dejar que te pisen? ¿Hasta que punto sabes cuándo hay que dejarlo todo?. El camino es largo, siempre y cuando, solo tú sepas trazar los límites. No es fácil, nadie dijo que lo era.

Táctica y estrategia.

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.


M. Benedetti.

lunes, 9 de noviembre de 2009

El fumador que nunca fuma.

La mano sobre la mesa, cogiendo la cajetilla de cigarros Raleigh para sacar uno y llevármelo a la boca. Que irónico. ¡Repugnante! Leyes Fascistas. Todos estos pobres tipos no pueden fumar, se mueren de ganas por hacerlo. Yo solo los miro con el cigarro en la boca, sin encenderlo. Todos tienen que salir a la calle para aspirar humo de mierda de un tabaco corporativo asqueroso. Las leyes fascistas me protegen y eso me da gusto. El aire está libre de humo de cigarro, pero atascado de tóxicos y dañinos gases, que bien.

Yo no sé por qué me mira de esa forma ese lisiado sexual. No tengo la culpa de que su acompañante sea tan bella y el sea un verdadero imbécil. Me importa una polla. Es un marica ponchado lleno de esteroides. Me vale que ella ya se haya dado cuenta que la miro, de hecho, ella también lo hace. El tipo no deja de mirar sus brazos de gimnasio aumentados con hormonas. ¡Está acabado! No veo que ella sonría, se ve que está aburrida. Se ve que él es un idiota. Me distraigo. Me volteo hacia Henry Miller. Me cago de la risa al saber de sus vulgaridades.

-Voy a alisarte todos los pliegues del coño, Tania-.

Puede ser tan divertido. Olvídate de las cursilerías por hoy. De la comida grasienta y deliciosa. De la cerveza fria. De las chicas angelicales. Eso hoy no vale. El día de hoy, cualquier cosa vale más que eso. Sentirte invulnerable ante todas esas cosas. Pienso en las canciones que he hecho, en los horribles dibujos irrepetibles, en las sonrisas de mis amigos, en los miedos que nos rodean, en todos los llantos de las guitarras que se oyen en el aire, resonando por un día auténtico en el que no dependamos de lo habitual.

Estoy solo. Quiero salir, tomar el teléfono. Reírme un poco con alguien de la cara que probablemente puso la desventurada Tania cuando el sucio de Miller la penetró y le quitó las arrugas del coño. Debería haber un tratamiento así para quitarle las arrugas a las ñoras. Seguro eso es lo que les hace falta. En lugar de gastar miles de pesos en inútiles cremas que no te quitan nada. Lo mejor, es acercarse a un hombre de verdad y dejarse acariciar por sus grandes manos.

El tipo de enfrente no es un hombre de verdad. Marica. Inseguro. Lo único que hice, fue mirar a su chica unos instantes, ahora no deja de mirarme feo a mi y a ella. Él no deja de hablarle, la quiere ahorcar con la mirada, la reprime con sus palabras. Ella tiene la culpa. ¿Por qué eligió andar con semejante imbécil? Está acabada. Dime con quién andas y te diré quién eres. Ella puede decidir votarlo a la goma, y no lo hace, seguro no lo hará.

¡Bah! Miller es mucho más interesante que cualquier forro de mujer en este momento. Me habla de sus aventuras en Paris, del hambre, de sus amigos de la India con sus costumbres poco conocidas en el mundo de occidente. Un relato en particular me pareció divertidísimo. Estando en París, llevó a un amigo suyo a una casa de “Señoritas de la vida galante” ¡Un lupanar pues! Estando en el lugar aquel, cada quien eligió a una chica, se dirigieron a sus respectivas habitaciones, las cuales eran contiguas. Ja. Después de divertirse con las chicas, alguien llamaba a la puerta de la habitación de Miller. Era su amigo Hindú. Preguntaba por el retrete. Miller no creyó que fuera algo grave, así que lo instó a que orinará en el bidet. Al poco tiempo, se oyó el grito de una de las chicas y la risa de su amigo. Las ofensas de ella: ¡Cerdo asqueroso! No dejaban de escucharse en la casa. La dueña subió, entró en la habitación y comenzó a gritar también. Miller preocupado salió a ver que ocurría en la habitación de a lado. Entró al baño y…¡Por dios! Miró el bidet lleno de chorizos flotantes en el agua.

Severa shite. Pobre güey.

El mundo de occidente puede llegar a ser atemorizante y extraño para un ajeno. El mundo de occidente y sus libertades, el paraíso de las decisiones. Aquí puedes decidir todo lo que quieres. Si. Decidir estar con un imbécil que te maltrata, decidir votar por un presidente inepto que solo ve por los intereses de la clase de poder, decidir creer en los asquerosos medios de información, decidir no decidir y mandar a todos a la shit. El maravilloso mundo de occidente con sus civilizadas leyes antitabaco. Pobres jodidos de Gaza, seguro ellos no tienen leyes tan civilizadas como las nuestras, seguro ellos no pueden decidir nada, todo se les es impuesto por medio de su TV satelital, llena de agresivos canales que solo fomentan la competitividad y aniquilan el intelecto. ¡Basura! Que acaben con ellos.

Decido largarme de este lugar. Es hora de dejar a Miller y a la pareja infeliz de la mesa de enfrente. Dejo la cajetilla de cigarros en la mesa. Que los tome alguien que los necesite de verdad.

lunes, 2 de noviembre de 2009

¡Vampira, Impúdica, Teibolera!

Entré al “Under” alrededor de las 12:30 am. Esperé a Lucio y al Ruso casi una hora. Un desfile de vampiros y punketos vi pasar frente a mi, mientras estaba ansioso por llevarme unas gomas de mascar a la boca, ¡Maldita ansiedad! Una busqueda inútil para saciar mis ansias de goma de mascar, no me quiero acercar a nadie, y no hay una sola tienda en los alrededores. ¡Me cago y me recago! ¿Cómo fue que olvide mis chicles en casa? Assshhh. Seguramente fueron las prisas. Para qué me llaman y me dicen que me apure ese par de monigotes, si van a llegar tarde a la cita.
Me hubiera dado tiempo de asearme, de rasurarme, de aplicarme mi crema exfoliante en el rostro, de depilarme la entreceja, de peinarme adecuadamente. Así, con este aspecto ¿Quién me va a mirar? Si, soy vanidoso, ¿Quién diablos no lo es? Está bien. No creo tener ganas de conocer a una vil y deprimida vampira, no se si quiero recetarme el discurso anárquico de una inadaptada punketa. ¡Argghhh!
Debería estar en mi casa tratando de olvidarla. Desde que ella se fue, una luz en mi interior se ha consumado, hasta las ganas de comer se han esfumado. 4 años de mi vida se largaron detrás de ella, justo cuando cerró la puerta después de que me gritó: -¡Eres lo peor que me ha pasado en la vida!-. Yo nunca podría decirle eso. ¡Jamás! A mi lo peor que me ha pasado en la vida, me ocurrió en la pubertad, cuando el rostro se me cubrió todo de granos, y mis más fieles seguidoras de secundaria me dieron la espalda, ¡Pérfidas!
Como sea, no la he podido olvidar. Yo pensé que se le pasaría pronto el enojo. Ya ha pasado un mes y no ha vuelto a casa.
Por fin, después de mucho, llegaron el Ruso y Lucio. Infames. Eran las 12:30 am y apenas ibamos a entrar. Supuestamente ese lugar estaba muy “nice”. Yo solo quería ver si eso era verdad, después de toda la bola de gente fea que vi pasar, lo dudé a madres. Pero bueno. Me saludaron, se disculparon, ya saben, miles de pretextos. Nos acercamos a la puerta y un par de pulgas punk, nos cobraron y nos dieron nuestros boletos, ¡Qué mamada! Nos empezaron a manosear los salvajes estos, ¿Qué pretendían? Encontrarme una pistola, una sierra eléctrica, una “Satori Hanzo”. ¡Pendejos! Me agarraron las nalgas y me toquetearon las ingles y no me encontraron nada. Pues no, solo vengo disque a divertirme, no vengo a hacer rituales satánicos como los que, seguramente, están acostumbrados a hacer estos vampiros.
Un pequeño pasillo escalonado nos llevó a la parte interior del edificio, una casona vieja bañada en una luz roja, comencé a mirar el lugar, y solo observé a puros vampiros como de aspecto nórdico, unos punketos de la periferia de la ciudad, y los únicos raros ahí, éramos nosotros. Al principio, comencé a sentirme incómodo, pero Lucio llegó con un par de cervezas y me ofreció una. ¡Que alivio! Comencé a sentirme un poco más relajado, y me percaté de que en realidad nadie nos miraba raro, los presentes no habían caído en la cuenta de que estábamos en el lugar. La música era muy buena, comenzaron a sonar “The smiths” y “The Clash”, un poco de “Siouxsie and the Banshees” y “Joy division”. Inevitablemente, empecé a recordarla. Cuando estábamos en casa, ella solía escuchar esa música, y yo siempre la fastidiaba. Creía odiar esa música, pero hoy me doy cuenta de que en realidad me encantaba, aunque talvez, se debía a que en realidad la extrañaba demasiado.
Mi mente vagaba por ese lugar y mi mirada se perdía en un poster de “Klaus Nomi” que se encontraba en las escaleras, para después posarse sobre una vampira preciosa que me recordaba a la cantante de Ladytron. Traía puestas unas botas negras de cuero que le llegaban hasta las rodillas, una falda cortísima que apenas le cubría las nalgas y una pequeña blusa de licra roída que mostraba un top negro debajo. ¡Pero qué vampira tan sensual! Era una escultura. Tenía unas hermosas facciones, remarcadas por maquillaje obscuro y cabello teñido de negro que contrastaba con la palidez de su piel. No dejaba de escurrirme la saliva al mirar a esa mujer andando por ahí. “The killing moon” y ella se subió a la barra a bailar, justo encima de mi carota, entre el poster de Klaus Nomi y yo. Mientras Klaus Nomi le miraba la espalda y las nalgas, yo no dejaba de mirarle el rostro y los delicados movimientos que su cuerpo orquestaba. Yo bebía de mi cerveza y cantaba aquella entrañable canción de Echo & the bunnymen. No dejaba de deleitar mi sentido de la vista, me volvía loco esa mujer que llevaba rapado el lado derecho de la cabeza y que movía la cintura mucho mejor que la estúpida – farsante de Shakira. Ella sabía perfectamente que la miraba, y probablemente sabía que estaba a punto de estallar de la inmensa excitación que sentía en ese momento. Repentinamente, su rostro se puso al nivel del mío, parecía que en cualquier momento, sus labios rozarían con los míos, pero solo me miró fijamente y me acarició el rostro con su fría mano.
¡Vampira! ¡Impúdica! ¡Teibolera! ¿Cómo podía controlarme de esa manera? ¿Qué poder tenía sobre mi? Era una mierda total lo que me estaba pasando. Me hechizaba con sus ojos y mi boca estaba hirviendo. Así que mandé todo al carajo y la besé. Así, sin más, la tomé por el cuello y acerque su rostro hacia el mio. Pensé que me iba a abofetear, pero no fue así. Me comenzó a besar delicadamente, para después mordisquearme los labios de una manera brutal que encendía más y más el fuego en mi interior. ¡Pero qué besos! ¡Qué forma tan bella de besar! Me siguió besando y se sentó en la barra, y sus piernas en seguida envolvieron mi cuerpo. Me apartó. Me miro profundamente, se bajo de la barra, tomó mi mano y me subió por las escaleras.
La seguía hipnotizado y de pronto, entre las penumbras de una habitación, se nos apareció un sofa. Ella me arrojó, para después lanzarse como una depredadora sobre mi. Me besó y acarició su sexo contra mi cuerpo por largo rato. Mis manos recorrieron cada rincón de su tersa piel. Era como estar en el cielo. Sus manos tocaban mi sucio rostro, el cual, seguramente la raspaba como lija por no haberme rasurado antes de llegar ahí. Pero al parecer, a ella, eso no le desagradaba en lo más mínimo. Posaba sus manos sobre mis mejillas y me mordía con gran fuerza el labio inferior. En un estallido de ira y ternura, la sangre brotaba y fluía por nuestras bocas. Esa pequeña punzada de dolor, me produjo una demoledora excitación cercana al climax.
Sin más, ella se levantó. La miré sentado en el sillón, ella de pie, contra la luz, era una silueta siniestra, no pude mirar sus ojos, solo vi una sombra. Se alejó entre las tinieblas, entre las luces rojas, bebió un poco de mi sangre, me agitó el corazón, me hizo olvidar por un instante lo triste de mi existir, pero aun así, se largo. Cuando bajé las escaleras, no la encontré por ningún lugar, solo vi a Klaus Nomi y a un dj con pinta de Robert Smith, repasé el rostro de un montón de punketos y vampiros, pero a ella, no la encontré. Después busqué al Ruso y Lucio, pero también se habían largado. Yo ya no traía dinero, pero poco me importó. Solo quería encontrar a aquella vampira, que en esa misma noche, se había bebido la sangre caliente de un frío corazón.
Resignado, salí muy triste de aquella casona, caminé solitario por Monterrey, llegué a circuito interior y apenas me percaté que por primera vez en el último mes, había logrado sacarme de la cabeza a la mujer con la que me había relacionado los últimos 4 años y que hacía poco, me había abandonado.
No sé cómo explicarlo, pero aquella vampira, me había cautivado, y ni siquiera supe su nombre.
Eso fue hace una semana, pero esta misma noche, Klaus Nomi y yo, estamos esperando a que esa hermosa vampira cruce de nuevo por este pasillo, y que vuelva a cautivarnos sobre esta misma barra, iluminada por las luces rojas del “under”.



lunes, 26 de octubre de 2009

Alicia abandonó a Luis.


Fue una mañana cualquiera de un día ordinario. Para Alicia las flores comenzaron a oler y los colores parecían más vivos. El aire que respiraba se sentía diferente, poluto, un aire que sus sentidos nunca habían experimentado. Esta sensación se presentó una y otra vez en los días consecutivos, todos sus sentidos renacieron y el mundo como Alicia lo conocía, quedo envuelto en el material más inflamable antes visto, y así, ardió con las cegadoras llamas del sol, y las cenizas fueron tomadas por el viento para perderse en la inmensidad del nuevo mundo que le esperaba a esa mujer. Ese día, Alicia nació.

Luis representaba todos los días ordinarios y opacos. Un solitario nato al cual nunca le agradó la gente. Raro, poco agraciado físicamente, un misántropo brillante, pocas veces comprendido y muchas veces ignorado por la inmensa mayoría a la cual le costaba trabajo entenderlo. Un pintor ensimismado en su obra donde a menudo buscaba las respuestas que la vida le negaba. Probablemente, en la mente de este pintor misántropo, se resguardaba el pensamiento más bello y cercano a la realidad que persona alguna hubiese creado. Un anhelo de todo lo que la vida le ocultaba.

Una noche, Luis comprendió que Alicia era todo lo que él tenía, no había más. No le importaba el dinero, ni la política, ni su familia. A Luis las cosas terrenales no le generaban inquietud alguna. No pertenecía a este lugar y la insatisfacción se acrecentaba cada vez más en su solitario corazón. Alicia cada vez se convertía en algo más lejano, algo intocable, una idea solamente. Luis se resistía a aceptarlo. No le quedaba más opción. Se puso de pie y abrió el cajón del viejo mueble apolillado del rincón de su habitación. Ahí esculcó por largo rato, hasta que encontró lo que buscaba. El momento que Luis sabía perfectamente que ocurriría algún día al fin se le presentaba, no había nada que hacer, solo cerrar los ojos y ya. Sin mirar atrás, Luis era consciente que no había nada que mirar, esa miserable vida tenía que terminar.

Así fue como Alicia abandonó a Luis una mañana cualquiera de un día ordinario. Todavía con la piel ensangrentada y el penetrante olor a pólvora en el ambiente, ella mira las pinturas llenas de increíbles paisajes que Luis imaginaba para ella, y en todas esas pinturas, Alicia se reconoce una y otra vez, en todas aparece su figura coronada por su rostro centelleante. Alicia era ese bello pensamiento que albergaba la mente de Luis. El pensamiento que se hizo realidad, ese era el deseo de ese pobre diablo. En esas asombrosas pinturas, Luis nunca quedó conforme con la idea de su mujer, de su Alicia, la mujer a la que nunca podría abrazar por las noches frías y hacerle el amor en horas vespertinas previas al obscurecimiento de la bóveda celeste. Ahora, Alicia mira a Luis yaciendo en el piso con el gran hoyo en la cabeza por el cual pudo salir al mundo. Solo mira a alguien que cedió a la muerte con tal de que permaneciera en vida su bello pensamiento, la esencia de su cabeza, su bella Alicia.


martes, 25 de agosto de 2009

Everything started to die...


Siempre que lo pienso me resulta increíble. Un fin de semana decisivo en la vida. ¿Debo rasurarme el bigote? ¡No! Horrible es. Si. Incómodo. Se quedan las migajas de la comida. Pica a las chicas cuando las saludo. Me da un aspecto tríplemente puerco. ¿Que representa tener este bigote? Cuando me lo quite, será porque estaré listo para dejar morir todo lo demás. Dejaré que todas esas nubes se vayan con las grandes tormentas. Seré el siguiente paso en esa obscura recamara que alberga lo desconocido.

El dolor nos puede ahogar y cegar. Bloquea los sentidos y en ocasiones nos envuelve en su neblina. Nos amarga y nos hace olvidar lo bello que puede ser el delicado roce con una piel ansiosa de apagar el mismo sentimiento.

2 días tan esperados, 2 tardes de ensueño, la neblina puede irse ahora, este es mi último canto hacia razones perdidas…quiero cruzar hacia algo que debe pertenecerme. La música me resulta tan nostálgica y clarificante a la vez, no más engaños. La calidez del cielo, la fuerza del viento, tú estás aguardando al otro lado y aun no lo sabes. Volarás, te juro que lo harás, finalmente brillarás como el oro en el aire de verano, porque eres el verano más hermoso y centelleante.

Entre tubos de luz, entre gritos inundados de euforia, entre las melodías ensordecedoras y simbólicas para miles, comienzo a llenarme de imágenes remotas que envuelven todos los detalles que te construyen, todos lo hechos que te inventan a diario.

Un mensaje ha llegado, despertándome entre la confusión después del día anterior, del periodo anterior. Soñaba contigo…El mensaje es tuyo…todo está muy claro. Solo esperaba una señal… Tu leve caricia sobre mi trémula piel, un bello y sencillo video mostrando mis más evidentes intenciones, y ahora esto. No te voy a dejar ir. Solo un estúpido puede seguir con lo anterior.

Termino de bañarme, me miro al espejo. El fin de semana terminó, puedo dejar todo atrás, todo puede comenzar a morir y no me dolerá. Puedo quitarme el bigote, puedo cortarme el pelo, mocharme las cejas, puedo arrancarme las uñas, puedo gritar tu nombre en un espasmo desgarrante y escuchar mi voz retumbar una y otra vez en este lugar, aquí y allá…ahora puedo dejar todo atrás. Al final de todo, sé muy bien que tú estarás, con algo que te he entregado, y que sé muy bien que no dejarás ahí tirado, como antes ha pasado.

Por favor cierra la puerta en esta ocasión, que yo ya la he cerrado después de que entraste tú. Que todo ha comenzado a morir, dejando un camino solo para ti. Estamos en esto juntos, porque así tenía que ser. Te tenderé la mano y no te dejaré cuando el sol comience a apagarse cada tarde, porque eres el último suspiro que me quedó cuando todo comenzó a morir.




Un pequeño, humilde, y amañado tributo a Radiohead...
http://rapidshare.com/files/271190589/You_Never_Wash_Up_After_Yourself.mp3.html

domingo, 2 de agosto de 2009

Soccer + Sucker.

Cuando estoy en este lugar, solo puede darme risa, me la paso bien, digo estupideces sin importar la cantidad. Puedo hablar de cosas profundas y pasar de un momento a otro a las bobadas sin darme cuenta.

En la sala hay un torneo de soccer en Xbox, jajajaja. Nestor es un sucker. Audio Bullys en el estereo cantando con su marcado acento británico, vulgar, retador, barriobajero, sucio…hasta me siento como un hooligan guarro del este de Londrés.

–Sandreta, te digo cuando vas en bicicleta, y es que ni siquiera te das cuenta, te digo cuando sales a pasear-.

Después de cantar estúpidamente una y otra vez, me retan públicamente en el torneo de soccer. El sucker me reta, debo ganar. Jugaremos Street fighter en lugar del torneo de sucker, perdón…de soccer. Jejeje.

30 minutos después y nadie me puede ganar en este juego, no sabía que fuera tan bueno para “Street fighter”…jajajajajaja, después de una hora me lograron ganar.

Voy a miarchivo a echar una firma. No logro encontrar la luz. Uuuuffff. ¡Hay una rasuradora eléctrica! Siempre he querido una de esas. Me miro al espejo y noto que no me rasuré hoy. Jijiji…no lo pienso mucho. 5 minutos después, salgo del baño con el rostro liso y suave. Me tomo un vaso de sangrita, un poco de tequila y ya. Nadie nota lo limpio que me veo ahora.

Sandra me cuenta muchas cosas, yo le cuento otras, hablamos del ya multicomentado concierto de Radiohead, de las nuevas pelis que están por estrenarse, de las nuevas canciones de los Flaming lips. Voy a la mesa por un dulce chino. El nuevo disco de “The whitest boy alive” está bien bueno. Pido que le suban al estereo. Si la chica que me quita el sueño fuera canción, definitivamente sería esa. Si, ella sería esa canción: sencilla, alegre, bonita…por alguna razón no te la puedes sacar de la cabeza, suena una y otra vez.

Me como otro dulce, escucho otra vez la canción. Recuerdo aquella maniobra rara de aquel día ya lejano en aquel mítico edificio: mis lentes se me cayeron de la mano, ella movió su mano para intentar rescatarlos, en el movimiento ella tiró su cámara, con la otra mano ella intentó rescatar su cámara, mi otra mano se enredó con la suya, y…¡Chin! la siguiente escena no deja de darme risa hasta estos días. No sé como mi mano terminó encima de ella. Para colmo, una pareja de ancianos nos miró raro después del acto que acababan de ver. Probablemente pensaron que éramos un par de depravados. Solo fue un accidente. Jijiji. Lo juro.

Jajaja. No puedo ocultar mi sonrisa. La frescura de la noche entra por las grandes ventanas. El torneo sigue, la música sigue, mi alegría sigue…

Ella duerme en su casa en estos momentos, no se imagina lo que pienso, no sabe que la recuerdo constantemente, ella no sabe que es como esta canción que suena una y otra vez en el estereo mientras Nestor pierde una y otra vez en el torneo…una canción que suena todo el tiempo en mi cabeza, tal y como lo hace su voz.


http://rapidshare.com/files/263096300/02-the_whitest_boy_alive-intentions.mp3.html

jueves, 25 de junio de 2009

You were my center when I spin away...

Había mucho sol. De pronto todo son nubes. Olor a tierra mojada. Las interminables montañas verdes frenan mi mirada. Ningún ruido hecho por humano alguno me llega hasta aquí, solo el viento me hace recordar donde estoy. Me hace recordar lo lejos que estás.

“El amor que mueve al sol y a los otros astros”.

Esa frase dantesca se me viene a la mente una y otra vez. Me recuesto en el cofre del auto y miro el atardecer. Una sinfonía de ruidos silvestres invade el ambiente. En mi mente, recreo el sonido de tu respiración, el bello ritmo de los latidos de tu corazón que escuchaba cuando me recargaba en tu espalda, recostados ambos, descansando, después de una larga jornada. Eres parte de todo esto, aunque no estés a mi lado. Puedo oír tu ronca voz diciendo mi nombre en las mañanas. Escuchar el ínfimo sonido que hacían mis dedos cuando acariciaba tu espalda mientras esperaba a que te quedaras dormida, el rechinar de tus dientes a mitad de la noche. Puedo invocar todo eso en medio de este lugar, con tan solo cerrar mis ojos.

Donde yo esté, tú estarás. Por lo menos en mi cabeza.

No importa lo que pase ahora.
No tengas miedo.
Porque sé que hoy, ha sido el día más perfecto que haya visto…


Videotape

When I'm at the pearly gates
This will be on my videotape, my videotape
Mephistopheles is just beneath
and he's reaching up to grab me

This is one for the good days
and i have it all here
In red, blue, green
Red, blue, green

You were my center
When i spin away
Out of control on videotape
On videotape
On videotape
On videotape

This is my way of saying goodbye
Because I can't do it face to face
I'm talking to you after it's too late
From my videotape

No matter what happens now
You shouldn't be afraid
Because I know today has been the most perfect day I've ever seen.


viernes, 15 de mayo de 2009

Stories from the city. Stories from the sea.

Stories from the sea.
Tristeza mira el mar. Un inmenso azul profundo que dibuja una línea en el horizonte, al final de todo lo conocido. Ella puede nadar. Pero esa línea del horizonte nunca desaparecerá. Nunca sabrá que hay más allá de esa línea. No le importa descubrir el misterio detrás. Esa línea nunca le dirá más de lo que ella no sepa, nunca significará algo para ella. Siempre será la misma línea burda al final de todo. Él es esa línea.

A ella nunca le interesó él.

La sal en el aire se adhiere a su rostro. Con su bella mano seca sus mejillas, removiendo lo salino del ambiente y de sus lágrimas. El agua espumosa se adhiere a sus pies. La calidez del agua cautiva su piel. La hace pensar en lo bello de sentir. Ella quiere sentir. Ella piensa en todo lo que él hizo por ella. Quiere recordarlo. Una inmensa cortina de plomo se interpone entre ella y sus recuerdos. Lo ha olvidado. Ella recuerda nunca haberle dicho algo alentador. Él y todos sus esfuerzos, él y todos sus poemas, sus historias banales. Él. Un hombre que en teoría era el ideal. No fue suficiente. Los sentimientos no se basan en teorías. Solo son.

Ella busca el amor. Mira el naranja intenso del sol, moribundo, como todos sus sentimientos. A ella no le queda más que suspirar, cada tarde lo hace, mientras observa como se marchan los días detrás de esa inmensa línea que dibuja el mar en el horizonte.

Las penumbras de la noche lo cubren todo, incluido su corazón.

Stories from the city.
Siempre sentado a lado de su ventana. Escribiendo. Mirando como se le escapa la ciudad. Hace tiempo que se le escapó el amor, entre las líneas de sus escritos. Él no hace más que recordar los besos de Tristeza, en los que se perdía a diario entre fantasías descabelladas. Ella. Ella iluminaba sus días. Ella lo miraba de una forma muy triste. Ella sabía que no lo amaba, y que nunca lo iba a hacer. Él nunca dejó de soñar. No podía dejar de ver el cielo en sus ojos después de cada beso que le propinaba.

Era ella...Tristeza.

La que le quitaba el sueño. Le quitaba el aliento. Le quitó sus sueños. Lo dejó sentado en una silla, inventándose historias de todo lo que pudo ser y nunca fue. Ella se marchó. Solo le dejó 25 minutos encerrados en una caja. En esa vieja caja de madera él guarda sus caricias, el éxtasis de sus cálidos besos y el aroma de su cuerpo. Guarda todas las remembranzas de esa hermosa mujer que le inyectó bellas ilusiones a su desgastado cerebro. La caja permanece sellada. Él tiene miedo que se le escape lo último que tiene de ella. Ya se le escapa esta ciudad, como se escapó ella, y como se le escapó el amor.

Y así pasa el tiempo. Callado. Guardando secretos de un triste corazón que quisiera dejar de susurrar y comenzar a gritar.

En sus historias, él nunca podrá explicar el profundo amor que sintió por Tristeza. Las palabras no sirven, carecen de valor. Si así fuera, todo perdería sentido. ¿Qué sería de la música si pudiese describirse con palabras? No existiría, tendría ausencia de sentido. Es por eso que las palabras se ven rebasadas cuando en lo más hondo de su ser, le surge el recuerdo de Tristeza.

La vida no existe en las amarillas páginas de los libros, existe en la embriaguez de los sentidos, de la conciencia. La vida no está emparedada en cuatro muros. La vida, su vida, se encuentra posada en los bellos labios de Tristeza.




domingo, 10 de mayo de 2009

Evadiendo los guisados.

Es muy común que me tenga que recetar sus chafas conversaciones. No tienen sustancia. ¿Qué diablos hago en esta fiesta? Es todo un coñazo. Capullos idiotas. Se acerca el Sucks. Subimos a la azotea. Un perro hermoso pastor inglés se acerca. Juguetea. Pienso llevármelo a mi casa. Después pienso en el dueño y no creo que sea buena idea. Yo no tengo tiempo para cuidar semejante belleza. Mejor que se quede aquí. Los beneficios de la estimulación prostática me vienen a la mente. 

El Sucks me hace reír a madres. ¡Qué tonto es! Charlamos sobre muchas estupideces. La pintura que más me impresiona es la flamenca: la del renacimiento. Jan Van Eyck. A él. Dalí. Miró. 

Mirar desde este edificio la ciudad de México es como verlo todo en una película de Wim Wenders. Si Wenders estuviera aquí, nos envidiaría inmediatamente. Estaría filmándolo todo. El cielo. Los edificios. La quietud de la noche. La nostalgia por todos los momentos perdidos de todos los habitantes que mira esta ciudad, como la gran testigo muda e inamovible que es. Al mismo tiempo que pienso en todo eso, suena en mi cabeza esa maldita canción de “Do make say think”, esa que no dice nada, nunca dicen nada, la música habla por si sola, son geniales. 

Abajo sigue la fiesta. Vemos entrar a un montón de mujeres hermosas desde aquí. Vemos a muchas otras hermosuras salir. No le damos gran importancia. Prefiero seguir escuchando la historia de las chicas que se ha guisado el Sucks en el último mes. ¡Cómo me hace reir este güey! Me cuenta de su “guiso” que le depositó dinero y lo rescató de la hambruna en Acapulco. De su otro “guiso” que le compra ropa. De la chica que se anda guisando en estos momentos, la que vive por donde el periódico “La Jornada”. La otra vez la fue a dejar a su casa y se la guisó. Cuando él salía de casa de su "guiso" en la madrugada, los pendejos vecinos de la susodicha lo ningunearon. No le quitaron nada. 

¿Yo? Ah. 

Yo no me ando guisando a nadie. No tengo "guisos". Se oye cagadísimo ese término. 
-Me resulta increíble que un güey como tú no tenga guisos-. 
-No sé. Soy muy perezoso para eso de los guisos. Jajaja-. 
-¿Te acuerdas de la chica de blusa verde de la fiesta pasada?- 
-Si-. 
-Quería echar el beso contigo-. 
-Aaahh, era una tonta, me daba flojera, falsa, se creía fresa, muy forzada. Fuchi-.
-Pues yo me la guisé, por eso sé que quería echar el beso contigo. Jajaja-. 
-Estaba guapa, pero, mmmmm, de verdad estaba muy forzado con ella. ¡Qué flojera!- 
-Eres muy raro pinche Jam-. 
-Dos dos, me llamo Jean-. 
-Ah va. Siempre había pensado que eras Jam. Jajajaja-. 
-No, se escribe como el Jean de Jean Claude Van Damme-. 
-Aaaaahhh. ¿Asi?-
-Oye, que pinches películones hacía ese güey-. 
-Si no mames-. 
-Mi favorita es la de “León: Peleador sin Ley”-. 
-La mía es la de “Contacto Sangriento II”-. 
-Buenísima-. 
-Simón-.

¡Qué pinches nerdos somos! Pasó la noche, seguimos hablando de estupideces y jugando con ese increíble pastor inglés. Seguí pensando en los beneficios de la estimulación prostática…y en mi cabeza sonaba todavía la canción de “Do Make Say Think”. Pero muy en el fondo, donde nadie sabe nada de mi, en secreto, seguí pensando en el motivo que ahuyenta mi interés por los “guisos”: esa mujer especial.